Cuando llegaron el padre explicó a Esperanza las partes de la bicicleta empezando por el sillín que servía para sentarse, siguiendo por el manillar que servía para manejar el vehículo, luego las ruedas que producían el movimiento y por último los pedales y la cadena que servían para transmitir la fuerza a las ruedas y éstas se movieran.
Se montaron en las bicicletas y mientras paseaban en ellas recitaban el siguiente poema.
*DISFRUTA DEL PAISAJE*
Mantén la marcha firme,
para que el equilibrio no puedas perder,
llegándote incluso a poderte caer,
besando el suelo con un golpe fuerte.
Siente la brisa acariciando tu rostro,
mientras haces fuerza con tus piernas,
para hacer que se mueva la cadena,
y las ruedas giren y te lleven de un lado al otro.
Escucha el canto de los pájaros,
que con su alegría te saludan,
al verte con tu bicicleta pasar.
Inhala el perfume de las flores,
que sueltan su natural aroma,
que con gracia la naturaleza perfuma.
Deléitate con los colores del campo,
que forman una suave alfombra,
con miles de hilos de flores,
que el suelo cubre con alegría.
Mira al horizonte con seguridad,
mientras con firmeza avanzas
hasta que la meta alcanzas,
mientras mueves el pedal.
Ahora gira el manillar para dar la vuelta
y llegar a donde hemos salido,
para fuerzas poder recuperar.
No se te olvide lo más importante,
cuando la bicicleta quieras parar,
el freno con suavidad debes pulsar
y enseguida lograrás detenerte.
Cuando volvieron al coche se comieron un bocadillo y bebieron un poco de agua para reponer energía, antes de proseguir el camino y a casa regresar.
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Sonia Crespo ®
