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jueves, 1 de junio de 2017

CONVERSACIONES CONMIGO MISMO LXXI.

“No puedo enseñar nada a nadie. Solo puedo hacerles pensar”
Sócrates.
“La vida es muy simple pero insistimos en hacerla complicada”
Confucio.
“Cada hombre es una criatura del tiempo en que vive, y pocos son
capaces de elevarse sobre esas ideas”.
Voltaire.
CONVERSACIONES CONMIGO MISMO LXXI.
©Todos los Derechos Reservados del Texto 01/06/2017.
Autor: Manuel F. Romero Mazziotti Tucumán Argentina.
En el silencio y la paz de la noche, siempre leo un buen rato.
Para mi es una saludable costumbre que cultiva mi memoria y mi intelecto, además de entender como pensaron los autores de los grandes libros.
El genial Borges dijo una vez:” No estoy seguro de que yo exista. Yo soy todos los autores que he leído, toda la gente que he conocido, todas las mujeres que he amado. Y todas las ciudades y pueblos que he conocido, todos mis antepasados….”
Hasta el día de hoy, no pude encontrar un pensamiento como éste, que refleje mejor mi propia realidad. Y esto contesta tantas preguntas de mis apreciados amigos virtuales: “¿cómo haces para escribir tantas cosas que me llegan al alma?”. Simple, leyendo y aprendiendo mucho.
Mi cuerpo reposa, pero mi cerebro bulle continuamente. No sé cómo hacer reposar mi pensamiento. Me acuesto, pero me surge una idea, y me levanto a escribirla. Pero estando más tranquilo, ocupo mi mente sólo en los recuerdos de las cosas que viví, y de allí surgen estas reflexiones que con humildad, las escribo, con la sola idea de que le sean útiles a alguien.
A veces llegan, por los intrincados senderos de la memoria, con su bagaje de penas, otras, con tristezas o alegrías. Pero, así es la vida, más aún ahora, en el otoño de mi vida, que siento se me escabulle entre los dedos como arcilla sin moldear. Y es ahí cuando más la valoro tanto, y sentirme culpable de haberla desperdiciado en banalidades y errores. Y muchas veces.
Pero aquí están, del pensamiento puro, a las palabras escritas.
Mi mayor alegría y satisfacción es, humildemente, el deseo que les sean útiles. Besos y abrazos para todos.
Siendo yo un niño de edad escolar, me gustaba hacer mis deberes en el amplio escritorio de mi padre, mientras él le daba vida a sus diseños.
Un día cualquiera le pregunté: Papá, ¿qué significa convicción? Me miró complacido, se levantó, abrió su biblioteca, extrajo un libro pesado y grueso y me dijo: “Toma, este libro te dará todas tus respuestas, aprende a usarlo siempre, ábrelo todos los días en una página diferente y encontrarás muchas palabras para aprender su significado” Y así lo hice y como siempre, tenía razón. Sirvió como un excelente ejercicio de aprendizaje y memoria. Era un enorme diccionario de tapas rojas y duras que llevaba con orgullo a la escuela.
Aun lo conservo en mi biblioteca.
La realidad, ergo, nuestra realidad, existe. Además que en mi caso particular prefiero siempre la realidad, aunque me golpee, me estremezca y me duela.
Y la realidad es una compañera inseparable de la verdad.
Esconder la realidad con respuestas absurdas, hieren de muerte a la verdad, y nunca dejará que se establezcan relaciones trasparentes con nuestros semejantes en este medio virtual, y menos aún con los que amamos.
Estas conductas, por cierto muy humanas, defienden lo indefendible y encubren sospechas ciertas, disfrazando indecorosamente la realidad de los hechos.
Siempre la realidad será una íntima hermana de la verdad, la que debe ser respetada a costa de cualquier sacrificio. Y aprender a reconocerla.
Vivir en grandes conglomerados urbanos nos dibuja en las pupilas una realidad
en la que vivimos inmersos, y que nos ofrece todo tipo de comodidades al alcance de la mano.
Residir en una ciudad jardín, por ejemplo en donde yo resido, tengo que agregarle además el verde de la hermosa vegetación y el aire más puro. Creo que esto debería suceder en todas las ciudades del planeta.
Pero nos alejamos sólo unas cuantas cuadras y comenzamos a ver la verdadera realidad que nos rodea. Y si tomamos la decisión de recorrer algunos kilómetros en nuestro vehículo con computadoras a bordo, aire acondicionado y todas las comodidades de los automóviles modernos, es casi seguro que la mayoría sintamos vergüenza y horror, al advertir la pobreza que nos rodea y atrapa los sentimientos de los seres humanos sensibles.
Ésa es nuestra realidad, y allí la separamos de la verdad escondida, que intentan escamotearnos los eternos corruptos, que ni la justicia puede con ellos (parte de ella también corrupta), de una verdad que nos estremece.
Y allí recuerdo los versos de Argentino Luna, un Poeta Argentino de pura cepa: “Me preguntan cómo ando, y respondo más o menos…..por el hambre del abuelo por los niños sin cobijo, por los males del obrero…… Me preguntan cómo ando y respondo más o menos: un grupo de mal paridos, no pueden ganarles a los pueblos”……
Un antiguo proverbio griego manifiesta que: “Una sociedad crece cuando sus miembros plantan arboles con el convencimiento que nunca disfrutarán de su sombra”. Un buen ejemplo a seguir a pesar de todo, de la vida y los años que son nuestra mejor escuela, y que nos hicieron entender casi a la fuerza que debemos conservar intacta la esperanza y la fe, y perseverar en la búsqueda de un mejor destino para nuestros pueblos.
En medio de semejantes ignominias controversiales, y de la corruptela que nos robó casi hasta la humedad de las paredes por muchos años, siempre tenemos que seguir perseverando con nuestro humilde trabajo, resistir y luchar como Cervantes contra los molinos de viento, casi sin esperanzas de vencer, conservar nuestra honorabilidad y volver a intentarlo todo, para preservar la familia y sus valores. Y mirar el cielo en una noche plagada de estrellas en las montañas, y percibir en el alma ese silencio atronador y desgarrador con el que se comunican las almas que sufren.
A veces son tantos los problemas a resolver en estos tiempos difíciles, que comenzamos a pensar que ni siquiera podremos con nuestra propia vida.
Y allí recuerdo las palabras de Jesús cuando dijo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Entonces, lo pongamos en práctica.
Dejemos de pensar en lo imprescindible, ocupémonos de lo necesario y no entreguemos nuestro tiempo en la vida a estériles sacrificios sin recompensas gratificantes.
Siento como si mis días se hicieran cada vez más cortos, tal vez porqué cada vez me cuesta más el trabajo intelectual atendiendo mis intereses, o quizás me parecen más largos porqué me canso más rápido y duermo cada vez menos, según con el cristal con qué lo mire.
Pero, con un mayor esfuerzo, todavía logro adecuadamente cumplir con mis obligaciones.
¿Obligaciones? A estas alturas de mi vida y con cerca de sesenta años de fecundo trabajo realizado, no debería tenerlas. Pero vivo en Argentina, donde su pueblo, siempre fue sometido por los desaciertos y la corrupción de algunas clases políticas, y es poseedor de tantas riquezas que no logran destruirlo.
Pero así, por estas latitudes, son las cosas de la vida.
La historia, desde el comienzo de los tiempos, es la propia historia del ser humano, ergo, él mismo la cristalizó, que de acuerdo a la conciencia del que la transmitió o la escribió, puede acercarse o alejarse de la realidad, cosa que en nosotros siempre será una eterna duda, porqué fue escrita en un tiempo sin nuestra presencia, y en donde siempre dependía (y depende) del estado de ánimo del relator al momento de escribirla.
En consecuencia, el ser humano, con sus aciertos y errores, es la historia viva.
El ser humano es nada más, ni nada menos, que la dedicación a la procuración y el conocimiento que logró en el duro y permanente transitar del tiempo en su vida, y de su capacidad de comprensión y discernimiento, adquiridas con esfuerzo y perseverancia.
Estas actitudes le darán la dimensión de espíritu necesaria para reconocer la verdadera dimensión de la grandeza de las cosas. Aun así, como cualquier mortal, no está exento a equivocarse.
Qué es el ser humano que vive sin amor?. Tal vez se asemeje a un día sin luz, viviendo en las tinieblas, el llanto inconsolable de un niño, una rosa sin sus espinas que la protejan, un niño con hambre, el llanto de un hombre sufrido, o tal vez un hombre justo sin su libertad.
Sí es un ser que vive sin amor, definitivamente, no es nada. Como lo definiría el Gran Maestro Mahatma Gandhi, “Les falta la sal de la vida, y el sendero del amor pasa por la prueba del fuego, y los temerosos se apartan de él”.
El emperador Cicerón, hace XXIII siglos, dijo “La amistad no es otra cosa que un completo acuerdo de todas las cosas, divinas y humanas, unido a un sentimiento de mutua benevolencia y de afecto. No sé si, exceptuando a la sabiduría, los dioses inmortales han concedido algo mejor al hombre”.
De todo lo que leí, y es mucho, no encontré ninguna definición de la amistad más acertada.
Los amigos, son aquellos que nos regocijan el alma con su presencia, y es la familia que libremente elegimos nosotros, y mutuamente.
CARPE DIEM.

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