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jueves, 29 de junio de 2017

EL VERBO DEL POETA APASIONADO

“El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía”. Anaïs Nin.

“El instinto erótico pertenece a la naturaleza original del hombre. Está relacionado con la más alta forma de espíritu”. Carl G. Jung.

“Las mujeres son capaces de fingir un orgasmo, pero los hombres 
pueden fingir una relación entera”. Sharon Stone.

“En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: 
la imaginación". Octavio Paz

EL VERBO DEL POETA APASIONADO.
©Todos los Derechos Reservados del texto. 24/06/2017.
Autor: Manuel F. Romero. Mazziotti Tucumán Argentina.

Se aquieta mi verbo en un murmullo de silencios, de solo verte.
Yo que soy el dueño de tantas grandes palabras, metáforas versos y prosas 
no encontré ninguna en este instante que exprese mi sentir, mujer hermosa.

Te acercas sonriendo, gozo y sufro simultáneamente ¡rota ya el alma mía!
Dulces esperanzas de pasión nacen como una tibia y melancólica melodía
deseando sólo que me mires con tus ojos de mar, leas mi amor, y sonrías.

Y el sol tendrá más brillo en su grandeza, y la luna más belleza.
Yo, beberé el aliento de tu sonrisa, y amaré tu fresca aroma a primaveras
y seré feliz, en este momento dulce en el loco ensueño de que me quieras.

Y llegas y te acercas, y sediento, bebo el perfume de tu cuello.
Piel de amapolas, mirada de miel que invita e incita mis ansias de besarte
y pegada a mi pecho, dulcemente dices, ¿cuánto más, tengo que rogarte?

Y estrecho con pasión, tu pequeña y frágil cintura. 
La tibieza de tu boca es aliento de fresas y me besas ¡un instante de locura!
el crisol de tus ojos y el trigal de tu pelo, me embriagan de sol y de ternura.

El ocaso de la tarde pinta tu desnudez de rojo pasión.
La húmeda brisa acaricia tus curvas lujuriosas, se embelesa en tus cabellos
mientras mis manos acarician tu vientre, se enervan la punta de tus senos.

Aprietas tu tibio cuerpo al mío, y pierdo la cordura.
Murmullos de amor me dices, siento me arrullas y me muerdes dulcemente
cuando abres tu rosa ardiente, en la espera de que te haga mía, suavemente. 

Y fuiste mía en un lecho de estrellas, a la luz de la luna.
Tomo tu vientre y tu cuerpo cuando tus manos, cuál vuelo de golondrinas
acarician mi espalda y vuelan entre el arrullo de la noche y la brisa marina.

Tu lengua es una caricia ardiente, que enloquece mi vientre.
Recorre sin pudor, tibia y dulce, humedece y se posesiona de su lujuria
cuando buscas el punto justo de una caricia apasionada que te satisfaga. 

Y nos amamos con fervor, sin promesas, solo lujuria pasión y amor.
Llega el momento de éxtasis final, unido entre piernas e infinitos gozos
tuyos, míos, en en el fluir las esencias de la vida en momentos hermosos.

La dicha y la felicidad completa en el amor, no es una quimera.
Porque el verdadero amor, unido a la pasión, puede alcanzarla.

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