INTIMA
Allegado a ti, como el aire
que comprime tu pecho.
Intima, como la piel que
cubre la belleza de tu carne.
Personal, como el encaje
sonrojado que erojeno
cubre tu feminidad.
Privada, como la melodía
de tu nombre que en mis
bocales suenan a besos.
Intransferible, como los
instantes de sexo entre tu
alma y mi corazón.
Imperecedera, como los
te quieros de tus labios
atrapado en el laberinto
de mis oídos.
Interminable, como el
silencio que rompes con
tu presencia llenando el
vació con tu voz.
Así, eres tú, mi dios y mi
plegaria, el rosario de mis
dudas y el templo de mis rezos.
Mi ciudad perdida, el asfalto
que beso, el rijo que me
detiene.
El verde que expande mi
libertad, el accidente de mis
prisas, la prontitud de la
muerte y mi urgencia
por la vida.
Mi cielo sin transparencias,
el cristal que me refleja,
la sombra de mis días
y la oscuridad de mis noches.
El mar de tu vientre con
olas emocionadas a la
deriva de tu ser.
Mi azul ozono que respiro,
las estrellas que no miro,
tu amable recuerdo, tu
salvaje nostalgia, el cruel
anhelo de tu ausencia
y el intenso presente que
sin ti no vivo.
El futuro que no llega y mis
momentos emocionados
de verte.
Así, así eres tú, allegado a mi,
como la carne que cubre
mis huesos.
Intima y desnuda como la piel
de mi intemperie.
Personal, como la ropa
sentimental que me cubre.
Privada, como las huellas
de mi identidad.
Intransferible, como los ojos
sorprendidos que me miran.
Irrepetible, como la exclusividad
de tu ser.
Imperecedera, como el sentir
que se aferra a tu sentir.
Interminable, como tu eterno
recuerdo y omnipresente
porque llenas mis ojos
en los vacíos de Dios.
Francisco Cedran. Poeta urbano.
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