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martes, 27 de junio de 2017

POSDATA XVIII

POSDATA XVIII

Mi siempre niña,sabia
alocada e insegura, señora mía:

Celo y celos, dos cualidades
distintas entre si, mi señora,
como la belleza y la fealdad
que aunque esquivas, siempre
permanecen en armonía.
El celo, es una manifestación
de la naturaleza,
en las espacies de sangre caliente
de reproducción sexual,
en la bíó química del cerebro
de impulsos nerviosos.
esa química orgánica
bío degradable,
de feromonas alteradas
y células salvajes
que en rebeldía te atropellan,
alternando el sentido de la vista
donde la belleza interactúa,
en el óptico nervio
que su imaginación y la mía
la desnuda, la ama y la desea.
Donde el yunque de mis oídos
fusiona música, con sus tacones
sus risas y su voz,
El sentido del olor
homologo al lóbulo olfativo
se embriaga,
en esa sustancia natural
de su persona,
mezclado con el perfume
que la envuelve y la enriquece.
Los labios, se entre abren
al placer sibarita de su lengua,
donde el sentido verificador
del tacto
tacta, el sentido de su piel,
en un orgasmo droga
dependiente de usted,
eyaculando en mi mente
el esperma de mis sentimientos.
Celos, señora mía
es la inventiva del miedo
a la perdida,
el juego de la imaginación espontanea
en mil historias retorcidas
contra las ausencias.
Es la frustración, que se recrea
se entretiene y se divierte
del celoso,
en la inseguridad de no ser amado
en la posesión, del que ama.
Es el trauma de otras perdidas
en el re encuentro con la soledad,
la fobia al cerco del silencio
a noches putrefactas
en el estercolero, de los miedos.
Son los celos, violar los recuerdos
mancillar los sentimientos,
ultrajar la complicidad
de privados momentos,
es un crimen pasional
un asesinato a tu sentir,
es desconfianza en su celo
que la lleva a los celos,
es el sentido de la posesión
de objetos y personas,
que libremente la aman
y libremente, la decepcionan.

Posdata.

Mi amada en celo
y celosa señora mía,
tengo fe, y confianza en usted
y por ser, no soy celoso,
solo del tiempo que la acosa
de su distancia mas cercana,
de este Dios, que me priva
de su presencia,
celos, de esta muerte
que la persigue
negándome su alma.

FRANCISCO CEDRÁN.
POETA URBANO.

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