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jueves, 7 de diciembre de 2017

Una rosa seca en un libro

Una rosa seca en un libro
Buscando un recuerdo en un libro viejo, 
encontré una rosa con perfume de años, 
inmersa en el tiempo y sueños de espejo, 
dejando en mi mente espacios extraños.

Retrocedí los días y mis eras de antaño,
un ajado mensaje como raro garabato,
atado a un cabello pintado de castaño,
por un añejo amor, que olvido su trato.

Lejanos amores, en páginas guardados,
con una rosa roja de pétalos fragantes,
junto a un tallo de pliegues arrugados
entre paisajes fríos, esquivos y distantes.

Sus espinas y aristas rasgaron mi vida,
por eso la dejé, escondida en un rincón,
veinte mil días, después de gran herida,
hicieron que al vacío te eche el corazón.

Te dejé en el olvido, te aleje de mi alma,
me aparté de ti, me olvide de tu nombre,
hoy mi existencia, se mueve en la calma,
sin que una palabra, a mi ser asombre.

Tu rostro aparece, en mí como sombras,
tu imagen se quedó, en tintes del ocaso,
en ayeres tristes, donde tú me nombras,
y en la tarde umbría que sigue mi paso.

Cruce puentes, ríos, montañas y mares,
besé muchas bocas, buscando mi norte,
soporte indolencias y acaricié pesares,
sin que el destino, me brinde su aporte.

Los golpes de la vida me hicieron poeta,
aprendí a escribir mis penas y alegrías,
muchos ayudaron a empujar la carreta
y a arrancar de mí yo, esas penas mías.

Gerardo Vásquez Almazán
(Tumbaco) Quito, Ecuador
Diciembre 6 del 2017
(D.R.A.)
Imagen tomada de la Web

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