Mi rostro en el espejo.
Y aquí estoy, inmersa en brillo inefable del espejo, en el solaz verano de un otoño,
apostada en la fúlgida y enervante primavera,
como el rocío de una aurora fulgurante,
como sutil mariposa que surca su vuelo en el borde de mis alas misioneras.
Los campos celestes cubiertos de nieve, de soles abiertos,
a la incandescencia de tus dulces besos.
Emergen de mi alma y revisten mi aura de versos y colores nuevos,
de ansiadas caricias,
en la limerencia de un alma tardía.
Fúlgidos deseos de mirar tu rostro, de tomar tus manos, de sentirte mío.
En la infinita y serena luminiscencia de un amor esplendoroso,
a los ojos del espejo que guarda mi rostro,
en la sublime mirada de un río inefable de amor y venturosa calma.
Hortencia Aguilar Herrera.
todos los derechos reservados,
México.
Otoño 2018.
Imagen tomada de la red.
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