Ellos Dos
Tenían el cuerpo atado al automatismo diario,
Tenían la inspiración coartada al igual que ingenio.
Tenían el andar marcado por la rutina cotidiana.
Tenían una agradable mueca gestual de fachada.
Tenían inconciencia de sus deseos, cumpliendo deseos ajenos.
Tenían vacíos… un hoyo negro, horizonte de sucesos.
Sin destino, errantes, con sus almas en quimera.
Una extraña oposición y similitud de vidas paralelas.
Acompañando, mitigando penares de penas ajenas.
Percatando tristezas, y repartiendo a su paso sueños.
Cantaban cantares de canciones asonantes y huecas.
Migrando de tristezas de soledades vanas de viejas presencias.
El primer cielo los rozaba, cuidando sus pasos y caminos.
Los astros esperaban órdenes sagradas que ordenen las almas.
Desde el tercer cielo, los soberanos albores que iluminan auras,
Contaban los tiempos sin tiempo de instantes de las substancias.
Un cruce de luces, un sinfín de eternos y lumínicos preludios,
Un abrir de los cielos, un rugir de galaxias, un inevitable cruce.
Sus ojos - los de él , en su mirada – la de ella.
Revolución de los cielos que cruza los intocables paralelos.
Inspira el ingenio, libera los cuerpos de andares errantes,
De sin vidas ni sueños. Sonrisas abiertas de canciones nuevas.
Su mano-la de él-, en su mano –la de ella -, su boca en su pecho,
Su sueño en su sueño, unido en el mismo sueño.
Conjunción de estrellas… simplemente eso.
A.B.A. 2016 ©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires Argentina
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