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domingo, 31 de marzo de 2019

FRÍA NOCHE



FRÍA NOCHE
Una fría noche de invierno
estaba en mi cama y no podía dormir
mil pensamientos se me agolpaban
pensamientos que no me hacían feliz.

Eran las cuatro de la mañana
y un fuerte viento se dejaba oír
la lluvia caía con fuerza
y el frío se dejaba sentir.

Abandoné la cama, a oscuras,
y en silencio al balcón salí
el viento golpeó mi rostro
y sin quererlo me estremeci.

Mire al cielo entre lágrimas
y una vez más quise huir
no sabía cómo seguir viviendo
en aquellos momentos quería morir.

Todos dormían plácidamente
y yo, yo no podía dormir
el dolor me atenazaba
que tristeza, que pena sin fin.

La lluvia mojaba mi cara
mis ropas se empapaban
se pegaban a mi cuerpo
y los huesos se me helaban.

Más no podía dar ni un paso
estaba como paralizada
miraba al frente sin ver
creo que ni pensaba.

Con los brazos apoyados en la balaustra
mis manos unidas se apretaban
no sé el tiempo que teanscurrio así
porque de ello ni cuenta me daba.

Solo sé que mi corazón estába oprimido
que la pena me ahogaba
que aún pudiendo ser mucho
Yo me sentía muy poco, nada.

Todo a mi alrededor era silencio
solo el sonido del viento me acompañaba
el caer de la intensa lluvia
y a lo lejos un perro que ladraba.

En el balcón de enfrente
divise una silueta parada
era un hombre joven
que como yo también se mojaba.

Apoyado en la barandilla
con mirada quieta me miraba
dos solitarios en la oscuridad de la noche,
pero a aquel hombre, qué le pasaba?

Me hizo un triste gesto con la mano
como el saludo de un alma a otro alma
yo le ofrecí una leve sonrisa
sonrisa envuelta en lágrimas.

Luego él quedó pensativo
al yo desviar mi mirada
con un cigarrillo entre los dientes
cigarrillo del que no fumaba.

Sus ojos estaban perdidos
creo que como yo, él no veía nada
eran muy tristes sus ojos
y mucho más su cara.

Era buen hombre, le conocía
pero qué le pasaba?
estaba muy abatido
qué le atormentaba?.

Debía de estar durmiendo con su mujer
su fiel compañera del alma
y sin embargo estaba allí, en su balcón
amparado en la nocturna calma
en la oscuridad y el silencio
de aquella desapacible madrugada.

La niebla se volvió muy espesa
tanto que ya no se veía nada
él imagino que abandonó su balcón
mientras yo me volví a mi cama.

Fría noche de soledad
el sentir de dos almas
dos corazones que se saludan
en mitad de la lluvia sin decir palabra.

Autora:Pepi Corchero
Andalucía, España

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