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viernes, 5 de abril de 2019

Dios que mis versos lleven consuelo

Dios que mis versos lleven consuelo
Por todos aquellos heridos
que lloran y sufren
con abominables quejidos
que en andas del dolor, perennes
peregrinan espinosos caminos...
con la cruz que a besado el rostro oscuro del indómito barro de la indiferencia
y el lodo cruel y frío del amargo olvido.
Y por esas manos sordomudas cansadas ya de sus harapos.
De la falacia y los aturdidos relatos.
De la vida en amargos retazos.
Manos embarradas de pobreza.
Llenas de lúgubre sal,
de letargo y de tristeza sin par.
Y que en los domingos,
en cada puerta de cada iglesia, ven y ya sin asombro;
que el señor y la señora; elegantes, miran,
miran y como si ellas no existieran.
Y por todos esos niños que rezan por el bendito pan, que hoy no pueden respirar la tan ansiada paz.
Por todos ellos yo quiero
que mis letras se hagan escuchar.
Por todo eso y porque en la piel me duele ver como de un soplo
se nos consume la frágil humanidad.
Y pareciera ser que ya nadie se da cuenta
o es que nadie lo quiere ver...
Y todos de algún modo desviamos la mirada...
Total...total aquí no pasa nada.
Y hoy...hoy hay niños muriendo por una bala.
Ayer, un viejo amigo, un hombre de ley,
hombre y padre amoroso por doquier,
recibió a su fría muerte y
para el gozo y deleite de lucifer...
Era rojiza la madrugada y llegó
afilada y con certeras puñaladas.
Tan cobardes que atacaron por la espalda.
Y ahora sus tres hijitos lo lloran a dentelladas,
y con un padre nuestro entre los labios y
sin la justicia necesaria.
Que atropello a la razón.
¡Que asco! ¿Porqué tanta saña?
Lo repudio y con el alma.
Y ahora el corazón de esa madre se ha enlutado,
madre que mira al cielo con los ojos perplejos
y abrazada a sus hijos
que están gritando:
¡Papito, papito no te vayas!
¡Oh Dios que realidad tan atroz!
Y ahora tiembla y llora la tarde en mis manos.
Sobre las curvas ramas los gorriones de cenizas me están mirando.
Y yo, yo también, también estoy llorando,
y con el más hondo dolor poético;
y lo juro...juro que estoy llorando...
Y como solo pueden llorar éstos
tristes versos que le voy llorando.
Autor: Alfredo Leal*
Todos los derechos reservados.

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