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sábado, 29 de febrero de 2020

EL CLAMOR DE LA VIDA


EL CLAMOR DE LA VIDA

Desapareció el oriente por donde salía el sol,
la noche siguió de largo y se fundió
en una serranía donde cantaba la luna,
era la única luz que alumbraba el destino,
la única luz que conducía los pasos
del mundo para no caer al vacío.
No había albor ni brisa que soplara
las ansias de las almas enjauladas,
menguó la vida cuando los sueños huyeron
por el zaguán que conducía al silencio,
donde no había nada y la nada era todo,
pero todo también había huído
en la oscuridad de la mañana.
¿Acaso la vida buscaba unos brazos
que la cobijaran y le dieran amor?
Seguro que sí, un amor nacido de un cielo sincero,
tejido con brisas y alientos que la hicieran vibrar,
que sembrara en ella semillas de anhelos
y germinaran alegrías en los ojos del viento,
que siempre la acompañaba al volar.
Pero nadie la escuchó y la vida se fue perdiendo
ansiando el amor que un día ella, a un querer le clamó,
se quedó sin auroras y sin crepúsculos matizados
después que tanto los amó.
Resucita vida que otro sol mañana saldrá
y seguro que en sus rayos muchos sueños traerá...

María Eugenia Gulfo Berrocal
Derechos de autor
Colombia

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