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sábado, 19 de junio de 2021
EL MANUSCRITO. Capítulo 5.
EL MANUSCRITO.
Capítulo 5.
EL SEÑOR DE LA TIERRA.
Un zumbido de insecto, palpable para el tacto, daba honor al señor de las moscas, Iblis se mostró en forma corpórea, y Lilith se doblegó ante su presencia, no era digna de la luz, sino que daba merito a la arrogancia de su lujuria rebelde, aun activa dentro de su ser; la expresión de horror, lúcida, pero mortecina, expresada en el asombro de la superstición de la paloma, arrojaba azufre desde la conciencia inédita, el camelo translucido, se hacía vástago sobre la sustancia y la doble hélice decodificada, reclamaba a Enki su regreso; se encontraba a merced de un patrón morfológico en una ecuación, que traía la imagen del whatsapp más cercano, cuanto hubiera deseado que Carl Sagan, hubiera estado allí para que le ayudara a diluir la información, o al menos, en un afán incomprendido le prestase su diente de león, y escapar de todo ello, sin dejar rastro de un ADN en la huella de su zapato.
No existía perversión en toda su hermosura, porque era la perversión misma de la perfección inconsciente, mísera, a la vez afable, indescriptible hibrido, que hacia camino para perder las almas a través del espíritu de la ciencia; ella misma era un cultivo de una raza ajena, superior en todo su aspecto, pero farmacodependiente, al cariño de lo creado, su apego narciso; adoración y culto a la belleza, hacia atropello a los preceptos humanos, y la confusión, envenenaba mucho más la mente de Erick que se encontraba atrapado dentro de ella.
—Robahostar derh tur jan.
—Yusmarsher, sufeg admiro.
Lleno del miedo que no deja escapar, mirando a las dos criaturas y comprendiendo sin un por qué su dialecto, dibujaba letra cuneiforme en el tablero de su pensamiento, a consecuencia, sus ojos se dirigieron a su mano izquierda, que fue arrastrado de forma involuntaria, he invitado a leer, la tabla de arcilla, por una fuerza que le negaba su propia voluntad, entonces dijo:
—E-nu-ma e-liš la na-bu-ú ša-ma-mu
šap-li-iš am-ma-tum šu-ma la zak-rat
Apsû–ma riš-tu-ú za-ru-šu-un
mu-um-mu Ti-amat mu-al-li-da-at gim-ri-šu-un
meš-šu-nu iš-te-niš i-ḫi-qu-ú-ma
gi-pa-ra la ki-is̟-s̟u-ra s̟u-s̟a-a la s-̕
e-nu-ma ilâni la šu-pu-u ma-na-ma
šu-ma la zuk-ku-ru ši-ma-tú la ši-ma
íb-ba-nu-ú-ma ilâni ki-rib ša-ma-mi.
Ahora ya no tuvo más miedo, pero las criaturas temieron a la tabla y desaparecieron del metro, hasta que Erick no se acordó de más nada, salvo que se dirigía a una sección de espiritismo…
D.R.A.
AUTOR. JOSE CARDONA, JOANEPA CUNACARME.
El texto de la parte inferior, es real y pertenece a una de las dichas tablas, lo concerniente al texto de la historia, es de mi autoría, las imágenes son tomadas de la web, pero editadas en Corel, por mí.
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