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sábado, 5 de marzo de 2022
ELEGÍA POR EL PUEBLO UCRANIANO Manuel Vega
ELEGÍA POR EL PUEBLO UCRANIANO
Ha despertado de nuevo la bestia;
alimaña voraz que habita dentro,
que vomita y ambiciona en el centro
y que mata sin piedad ni molestia.
Mugrientas garras muy bien afiladas
que irrumpen y podan las nuevas vidas;
y asurcan las sangres acometidas
en este estruendo de balas firmadas.
Pasó el tiempo de las rojas manzanas;
ahora están negras, tristes y caídas.
Lo mismo ocurre en las prontas mañanas:
nuevos albores repletos de heridas.
Jóvenes claros y claros maduros
en la sombra obligados a matar.
Y en sus brazos, los barros más oscuros,
en esas manos que no han de volar.
La pólvora de la codicia ajena
aplasta vilmente los girasoles,
y en los caminos se queda la pena
dejando a su paso los estercoles.
Unos muertos ya muerden el asfalto,
sucumbidos en las calles desiertas,
desangrando entre cloacas abiertas,
arrasados entre asalto y asalto.
Otros, atrapados, entre cascotes,
al silencio lloran su vana muerte;
pero nadie escucha su mala suerte.
Muertos presos, mudos y sin barrotes.
Ciudades enteras gritan el miedo
ocultos en lo oscuro de la tierra.
Y en los pueblos hay guerra, y más guerra;
tanta, que ya imaginarme no puedo.
Aldeas convertidas en sartenes
repletas del hollín de la venganza;
y allí se hierve la opaca esperanza
acabando calcinada en las sienes.
En sombras llegan los recién nacidos,
entre nanas de bombas acunados.
Se apagan los llantos recién paridos
entre sucios harapos alumbrados.
Extensiones de fuego y sinrazón.
Hogares con el humo embravecido.
Rosarios de balas en un balcón,
colgado en sus rezos, ya malherido.
Y las blancas palomas ateridas
se esconden, y huyen ya insignificadas.
Y el polvo y la mugre cubren las vidas
de tantas pieles y almas derrotadas.
El loco del terror lanza misiles
y traslada los tanques al cemento.
Y en las ventanas gritan los civiles
aunque sus voces se las lleve el viento.
Los enemigos ya surcan los cielos,
igual que pájaros endemoniados.
Y escupen, y rugen malditos vuelos
sobre náufragos que lloran anclados.
El mundo exterior mira sorprendido
cómo se hacen añicos los cristales,
y cómo el odio acorrala los males
de todo el que no se da por vencido.
Las fronteras, de lágrimas ahogadas,
son ríos de peluches deslucidos.
Y miles de manos desesperadas
levantadas a los cielos caídos.
Los trenes de las bufandas hambrientas
traen dolores que jamás sanarán.
Y el loco asesino de manos cruentas
besando en la frente al mismo Satán.
Con la unión, la palabra y la verdad...
libremos al loco de su maldad.
Con el grito más claro y más profundo...
¡Llamad a todas las voces del mundo!
©Manuel Vega
Valencia, España
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