Tropel iracundo de tus labios
Cual sublime entonado cáliz bello,
Cual tropel iracundo de tus labios
Cual gélida mi llama róseos besos,
De la febril cadena de tus labios…
Indago tu calor, tu rosa clara
De tu lengua que unge mi palabra,
Metáforas que besan el aroma
Soleadas las praderas de tu cuerpo…
Distingo de tu claro la sonrisa,
Ebúrnea amante, labio de premura
Que en el dócil labriego de tu prisa
Sonríe mi amor leve sombra pura…
De mi constante hechura detenida
Ya no las flores lánguidas afloran,
Retórica mirada cierne valles,
Solemnes si de flores continúan…
Nevado, no tu cuerpo en la espesura,
Blande si mi retoño ameno diera
El sustraer acérrimo que espera,
De tu liturgia helada, mañanera…
Blando, si en la caricia de tu bucle,
Ya la esmeralda china no besara
De toda rosa austral sola la nube,
Que su cordón de seda no abrigara…
No tu belleza ardiente prefigura
Color más rojo devenir reforma,
Esmalte de la rosa que presume
Soleadas de crepúsculo tus manos…
Mirífica la estrella que te afirma,
Resplandeciente sólo cuando llora
Dorada estrella canta y se resiente,
De la azul noche gime hasta el pecado…
Ya no la Lira besa de la Música,
Solombra helada fría que retorna
A tu vaivén escoplo de la tarde,
Que sobre tu ternura se provoca…
Cuál beso helado sombra de tus labios,
Noche la rosa canta y se pasea,
Desnuda cuál la música embelesa
Y es fuente de tu Voz, altiva cumbre?
Cuál tropo bello hunde sobre labios,
Mis ojos por nacer, vuélvanse sabios?
Alejandro Rodrigo Flagel
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