La nieve de tu sombra
¿Por cuánto amor requiere tu mirada,
sentir de tu efusión la misma alquimia?
¿Cuánto color perfuma de tus manos,
que labio no tocó frente a mis rimas?
¿Morirán de dolor mis poesías?
¿Verterán su pasión, las mañanas?
Sólo si el mar al horizonte baña
Sólo si así tu sombra marfil nieva.
¿Por qué la noche busca entre tus brazos
aquél vacío que la nieve dora?
Si en el calor que invita tu regazo
busca la sombra séquito en tu pelo…
Arde la nieve sombras ultimadas
que la noche procela en tu lujuria
penetrando el invierno de la sombra,
color nuevo que la osadía luche…
¿Por qué sin tu amor se cae a pedazos
acérrimo valor que tú escoges?
Ó si la nieve canta en su premura,
ya no el ardor se ciega como un paso?
Tu reino es la pureza bienamada
de cuál color enseña tu semblante…
Y por perder mi trova en estos labios,
de tu dulzura llamas vuelven vuelo…
Ausencia es la palabra que te ausenta…
Tras ruiseñor que pierde su cultura.
Nevado en ti el amor, sola mixtura,
ebúrnea de tu Tálamo y hambrienta…
Mis ruiseñores cantan por no verte...
Asumen que hay cantor para mi suerte…
Ó desde el hielo, Lunas te comparan
inerme, grácil, Beso de la Aurora.
Heredarás la Tierra como Dama.
Quimera mi ración, de toda llama.
Heredarás el Arte y la Odisea,
que tu cabello Heraldo busca en calma.
Plenitud de virtud, Sabiduría,
hoy te temo, caliginosa Reina…
Fue tu perfume albor y llamarada,
Que no la nieve amó, y en toda regla!
En este invierno arde mi templanza,
En ti mi corazón dejé, mi danza…
Cuerpo de nieve, crepúsculo rojo…
Aleve ruiseñor, nevado y fuego,
Emblema del azul nevado cardo
Sobrio de tu desmán ósculo y llama,
Perfecta la armonía que enamora…
Sordo contraste solo de tu sombra
Afirma el torso, tu desnudez gime,
Pretérito de plata róseos pechos
Imagen seductora de tu vientre,
Por tus pasos la noche reina clara…
Belleza ante tu cuerpo sostenido,
Privanza de emoción, estrella calma,
Blancura ante la unión de tu mudanza
Bastión tu sola testa, bucles de oro…
Endulza de tu reino pecho alzado,
Dorado plectro en alza beso aflora,
Turpitud, vaga llama de tus labios,
La fiebre del amor, rojo crepúsculo…
Cuerpo de nieve, tacto del heraldo,
Imán austero grávido en la poma
Sabor fructuoso frutal en tus labios…
De nieve por tu espalda comedida,
En boca del azul torso desnudo,
Humedecido en hielo y en frescura
Debajo de tus piernas hay placeres,
Sobre la fiesta que Trovan tus muslos!
Ante la alondra bella hay ruiseñores
Que besan con tu amor tacto de llama,
En llamas que ponderan la llanura
Y el bosque de tu ardor sobre las ramas…
Sucumbo como un cisne sobre el fuego,
Mis labios en tus pechos dulce sed
Reclaman lo sensible en tus pezones,
Y besan el reparo de mi red…
Entre tu oro miel arden las llamas,
Que besan cuál heraldos boca efigie,
Y en tu fortuna piel, arde y se erige
El cuerpo de tu plata y de tus labios…
Arden cual la blancura que en la brizna,
Nieve pronta a morir en su refugio
Besa el amor del Sol y de tu vista,
Perfecta forma rosa en tu figura…
Crepúsculo sentido entre tus pechos,
Torneada Luna amante, azules hechos...
Recurrir a la flor de tus pies para subir a tus senos…
Voy contigo, yo voy hacia tus pies,
Nocturna helada acecha con tu claro
Penumbras igualadas en tu miel,
Doncellas de tus pies hacia el reparo…
Voy por descubrir a tu cuerpo entero,
Imán que me persuade hasta la vista
Tu sombra perfumada me desviste,
Desnuda eres el Sol de mi universo…
Yo voy tras el acecho a tu mirada,
Deslumbre de sabor insistes, plena
Yo voy tras el acecho a tu faena
Palabra dócil juega con tu Lira…
Desnuda eres fragancia eres perfume,
Desnuda libertad desnuda Lira,
Ó vaga entonación en que te admira
Palabra vuelve dulce y emotiva…
Eres de mi pasión que me cultiva,
Última Rosa, rosa cultivada
Y en mi prisión acecha la diatriba,
De una flor leve, Rosa enamorada…
Eres mi amor, asedio a mi fortuna
Que leve trance en flor sombría resbala
Para batir tu amor de un ala en ala,
Desnuda eres la flor, corona, Dama…
Por fin llego a tus senos, oro núbil
Asedio de mi flor frente a mi reina,
Y si escondo mi rostro en tu perfume,
Tu risa reina clara, Madreselva…
Tu risa es la pasión de toda selva,
Que, perfecta, acecha con tu forma
Nominado calor, que viste en flores,
De todo tu color privaste amores…
Tú la reina de todo lo creado
Por mis palabras bellas a tu oído,
Y en tu perfecta forma lo templado
Femenina agudeza de tu nido…
Eres sabor elíxir Diosa mía,
Carbunclo de la sed, Dama bravía,
Que mi templado ojo te compara
Con el rubí más rojo que esperara.
Eres aquella Voz tan femenina,
La distancia a tus pies, sombra, mi ruina.
En tus orillas, Cisne grave…
Panojas de septiembre en tus orillas,
Remanso de tus plantas bellas artes
Ooh femenina sombra, cautiverio,
Dulzura de eclosión tacto de fiebre…
Mordaza de pasión discurso helado,
Que de tus suaves piernas, ahora nieve
Es corzo de emoción, alada sombra
Turgencia helada, bella, que transfiere…
Helada de tu bella disciplina,
Canto que mi amor trova y te presiente,
Dulzura mixta ebúrnea que compara
Tus ojos con la noche que me asista…
Declaran de tu rayos bella estrella,
Que de la sombra besa tu amatista
Inclina por tu amor índigo fuerte,
Solombra de tu ardor, meliflua vista…
Ya es arte que acomete tu distancia
La vanagloria sola del poema,
Que del torcaz herido en tu diamante,
Promueve, no del arte que acollara…
Desnuda por tu amor, labrada rosa
Intonsa de la miel caduca inerte,
Preámbulo del mar que azora y vierte,
Desnuda, sombra, amor, júbilo y rosa…
De tus piernas heladas noche gime,
O de cuál resplandor extingue rosas
Solombra si hay amor o vana escoge,
De tu virtud la siembra que te moje…
Ooh vierte noche austera si demanda
Del canto de tu miera doblegada,
En risas y de ósculo callada
Presume de tu Cisne lo nevado…
Helada si la rosa te persuade
A colorar un mar, trasunta endecha,
Que de la brisa temple de su aroma,
Y agosta la virtud solombra calla.
Del muérdago tu amor calla y presume,
Aquélla orilla vasta que desune,
Tus femeninos pies dulzuras cumbres
Que rosa hermosa buscan en tus flores…
Cual gozan de tus ojos dos estelas,
Tu femenina noche me consuelas...
Luz y perpleja sombra de tu cuerpo…
Luz y perpleja sombra de tu cuerpo…
Luz, y perpleja noche de tus ojos,
tacto, efímero rostro de tus senos,
negada albura, no niega tu rostro…
Apacible, si mar, y contrahecho,
delgada tu hermosura, sobre el pecho
naciente de tu mar sobre la aurora,
templada vista tañe tu hermosura…
A orillas de tu piel y tu erotismo,
Juglar asea luna con laúdes,
en rostro de tu imán, vanas virtudes
con que en la fuente, Oro se rebalsa…
Oleaginoso mar y senectudes
tras el heraldo empella con bautismo,
y en horas, verde mar, tu antagonismo,
alude a la crisálida despierta…
A orillas de tu piel y tu erotismo,
pantera reclinada entre tus liras,
consorte y a la vez Epifanías,
que la dulzura de tus senos besa…
Acritud, en lo fausto, con poemas,
cierne de tu descaro, tu belleza
y elude, sonrojando la maleza,
virtud, aciaga noche de tus besos…
A orillas de tu sombra, y tu hermosura,
bate la ciega noche de sus fauces
acometiendo el mar de tu dulzura,
su vaga fronda verde y apostura…
Desde tu miel, intonsamente helada,
so freno de la paz y la alborada
sucumbe de tus senos, tu apostura,
y baila el brillo contra helada sombra…
De tu dulzura, miel, yace alborada,
se recuesta en tus ojos de hermosura,
la piel labrada, entre pastizales
hechura vuelve casta la añoranza…
Si de la piel deseo es amargura,
torcida con amor, púrpura sombra,
deglute entre quimeras su blasón,
llamada heroica finta de contrastes…
Dulzura mixta de tu beldad crea,
insomne heraldo, te busca y desea…
Tus labios...
Aunque no permanezca en tu belleza,
mi sombra no recluye lo inmortal
que en tus labios, pereza de arrabal,
perfume de tu canto enlabia y besa…
Aunque tus labios Soles bifurcase
tras el Otoño claro de tu sombra,
aunque tus rosas sombras estrellase,
en mis adentros púrpuras, alumbra…
¿Por qué tus labios oyen que descubro
desde tus mieles, alba helicoidal?
¿Ó por qué tu sombra besa el remedio,
tu rostro incierto habla Primaveras?
¿Por qué la noche nace estrellada,
y tus ojos arden sin tu mesura
que olvida el papel, cual otro silencio
descubre en tu poesía otros labios?
¿Por qué, si tu sonrisa no persuade,
el aliento de suspiros en noches
la cadencia que tu cuerpo no amara
aun las brisas recogen su distancia…?
¿Cuál ha sido, de fértiles y oscuras,
los ocasos que tu boca entre labios
regalaron la paz de mis destellos...
Por qué, la nieve azota aún el Oro?
¿Por qué, si el cuerpo, llámase de sombras,
en otras llamas agonía espera?
¿Por qué la eternidad inmortaliza,
si los instantes de sus besos, roba?
¿Por qué no lo agorero mata el tedio?
Si lo falaz en noche, resplandece?
¿Por qué ya no hay remedio, ó que quizás…
la lumbre de la leña, no perece...?
Sólo por tus labios mi Pasión vive…
Sólo por el silencio de tu boca…
No hay muerte, no hay herida, si la noche
¡Sus Heraldos transmiten tus estrellas!
No hay fin, porque el destello de tus ojos,
pregunta por el mar de mi sigilo…
…Y en tus labios, Ooh noche, Ooh! premura:
el conjunto de Cielos, Resplandores,
Han dejado en ti, -Rosa, para siempre-
La fortuna, que mi alma te compre…
Rostro pensamiento…
Soñara de tu cauce la premura
Abierta menudez que desconforma,
Tácita llama, vuelta en un milagro
Que trona la secuencia de un arpegio,
Para volar insomne entre tus manos
Y labios junto a ti devuelven besos,
Para caer absorto en tu letargo
Irrisoria templanza de tus besos
Monárquicos adarmes de un embargo…
Para caer tortuoso, sin embargo
La multiplicidad afana siempre,
De tu consigna helada, sol amargo
Ferviente de nacer en tu pesebre…
El Cielo de tu risa me demuestra
Que sueños restringidos no se hayan,
Para batir improntas de amor pulcro
Que brisas entre arte devolvieran…
Es aquel sueño rostro pensamiento
Que la boca del ángel regodeara,
Para ver el color que lustra el viento,
En el sueño calor que besa el ala…
Turpitud afanosa es instrumento
Devolviendo la orilla de mi cara,
Para ver en el sur alojamiento,
Que la brisa del Arte se amoldara…
Vuelve sombra la hiel, vacío el sesgo,
Que la boca del arte atropellara
Para ver renacer desde tu verbo,
Los ojos que tu Arte domeñara…
Reverbera la miel desde tu oro
Cual apacible remanso restaña,
Y el Amor sobre toda la marea
Tus cabellos devuelven a sus aguas…
Prefigura el dolor, ya no tu cuerpo,
En otras sinestesias que estelaran,
Ya no claro el ardor desde que el fuego
volátil montaraz, trenzó tu arpa…
Pero el agua al color de su frescura,
Templará vanagloria a tu mirada
Y en el rostro perfecto de la amada
Transcurrir de su heraldo volverá.
En insomnio, el sueño de tu arte,
Volverá a lucir, sin no soñarte...
Tortuosa lira entre dos laderas…
Tu cuerpo, dos laderas y mi Lira,
albores de tus senos, yaces plena
congracia tu ternura, y en la arena,
dos liras se embellecen, tú suspiras…
Tu cuerpo, cual cadera sumergida,
impronta del amor, eterna Vida,
sobre el arte, la flor, en ti cumplida
la bonanza, quietud enternecida…
Lira que te responde con Poemas,
y verde en ti la sombra, no anochece
sobre el vértigo ama y se adormece,
cual pluma que decanta sólo en rimas…
Tu amor en el amor irá primero:
cual chubasco ante dulce Primavera,
oirán tus dulces ninfas el acero,
cual rosas que declaras ver primera…
Afable, y sumergida en mi laúd,
consonancia, mi Voz estima pluma
cual idóneo nervio, rosa virtud,
enciende en tu marea, dócil suma…
Ajado templo, sombra de amor tierno,
que tempestad desoye del invierno
ó la ultrajada copla de espesor,
que no la nube tuerce en previsor…
A cuál reparo cierne tu cabeza,
tan núbil de emoción, también belleza:
cual irisada noche se aglutina,
en estrelladas sombras que germinan,
para sentir el claro en tu fortuna,
que dulce prueba es, noche asediada
para batir el alba, cual ninguna,
ó temple a sola diestra, amaridada…
Cual estrellada piedra en ti destella,
todo Topacio ó flor de la esmeralda
azules, rosas, claros de mi bella,
encienden tu brillante, cual guirnalda:
Si de tu amor profiere última noche,
tus labios de rubíes me escaldaran,
a sola tersa voz, besos callaran
Orquídeas de tu amor y medianoche.
Todo brillante enciende tu atavío,
toda mi lira es labio de tu estío...
Entre luces de los mares, Citerea…
Tan pronto, la mañana de su ocaso,
avergonzara noche, su Parnaso
no la clepsidra, no la sombra: estrella,
dejo al mar la rompiente de su vaso…
Ó distinguido cauce, solo emblema
Oh vaga turpitud, augusta, sella
de aquel verano solo, de botella,
no la noche oscura, sí arte Luna,
Tan pronto, la erizada charca, sombras
que entre sombras no yace, si perpetua,
caliginosa, augusta, su reparo,
en otra vana fusta su requiebre,
ó por parcela amada de su llano
turpitud inmaculada, reprime,
cual sólo gesto heraldo, que amortaja
yaciente luna si de voz, almendro…
No de su claro oyera: Citerea,
que en otras luces, mar, aún me rescata,
y entre confusas sombras, se percata
de aquél lirio de rosas entre brumas…
Purpurada miel, sus labios hinojos,
que entre perpetuas Liras, amanece,
de su vaivén escoplo, arde la fuerza,
que en Afrodita impulsa, su deseo…
Intonsa recurrencia a su mandato,
cual era amor, Mirífico, su canto,
y en sombras recrudece su meandro
para placer intenso, su alba busca…
Entre risas halladas de su forma,
aleve trance invicto, su ala espuela
de la congruente noche su alma vuela,
Oh clara sombra ardiente, su fortuna!
Oh distinguido cauce, en noche exime
turpitud, vana alumbra de su amado,
en Sol recicle de su arduo Poema,
clarividencia amante, su erotema…
Brisas que acechan claras formas besan,
aleve quietud, pasmo entre miradas,
Ooh sombras callan, de fulgor incitan,
panojas, cielo abiertas luna endeble…
De plata su luz, trueque de su abismo,
estrella fugaz, rosa, que declara:
la turpitud amante mi amor, cara,
que de la sombra besa su aforismo…
Ooh, toda cede, su claro y fortuna,
amante embebe su cuerpo y la piel
es oro a mi reliquia, y me gobierna
sus suaves labios, seda alba en la miel…
Ooh vago hechizo, Citerea, anhelo:
sus labios Paraíso de este Cielo!
Alejandro Rodrigo Flagel
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