Mujer majestuosa
José de Cádiz
Ámame, como solo la eternidad lo sabe hacer
Mírame, como a un niño en el regazo de su madre
Acaríciame, como los pétalos acarician el rocío
Mátame, cuando te canses de mirar la aurora y el ocaso
Cántame, la sinfonía de la naturaleza.
Cuéntame, los diálogos íntimos entre un duende y una mariposa
Tócame, las más hermosas melodías con el clarín
Motívame, a tratar de alcanzar el firmamento
Regálame, una estrella el día de mi cumpleaños.
Confieso, tengo la fórmula majestuosa de tu felicidad
Invítame, una copa con nieve de volcanes o llena de iceberg.
Enséñame, que la vida despierta cuando la muerte está dormida.
Permíteme, regalarte mi esencia estrecharte en mis brazos y colmar tu inocencia
Ayúdame, a cruzar el puente entre lo finito e infinito
Anhelo, conocer tus secretos cuando estás dormida cuando guardas silencio y me miras
Concédeme, la dicha de saber que la felicidad se encuentra detrás de esa montaña y que el universo nos pertenece
Prometo, amarte indefinidamente valorar tu entereza y mirarte siempre de frente.
Para mi esposa.
Para todas las féminas que saben amar de verdad.
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