ERA BELLA

ERA BELLA

Era, de una belleza serena
Relajada, en cada gesto
De su rostro reflexivo.
Una mirada exacta
En los puntos precisos
De los catalejos de sus ojos.
De esa belleza in adherente
Subyacente, en el yacente
De su alma.
Dos espejos transparentes
En los espejismo de su entorno
Y más allá, de esa serena
Soledad que la define.

Era, de una belleza pensativa
En el interrogante
De sus pensamientos,
En la distribución
Sosegada, acomodada,
Del neurálgico punto
De su fluctuosa sonrisa,
En la elevación ajustada
De sus labios,
Regalando la sorpresa
Del atractivo de sus risas.
De esa belleza religiosa
Con el pecado en el cuerpo,
La intención de un demonio
Controlado por un dios,
Que no perdona los pecados
Que no comete,
Era Dios, tentando al demonio
En los balcones de sus escote.

Era de esa belleza
Que se rumia, se mastica,
Se digiere
Se comprende en su física.
Un desafío en sus curvas
Con la gracia, en el ombligo.
Era un sexo colmado
Y calmado, introspectivo
Suave, juicioso, imprudente
Pero sensato.
Sus orgasmos, eran
Como las piedras heridas
Que te queman
Y nunca cicatrizan.

Era bella, sin justificación
Alguna, sin avisos
Sin preámbulos.
Geométrica mente bella
En todas sus formas,
Definidas, indecisas.
Bella, en la medicina
De sus silencio,
En la ecuación matemática
Del tiempo.
La excelencia de lo excelente
En cualquier dirección
Del espacio.
Bella, en los vacíos que llena
En la oquedad que disculpa.
De esa belleza mística
Enigmática, arcana,
Que cuando la besa
Desvelas todos los misterios
Del alma.

FRANCISCO CEDRÁN. POETA URBANO.