Los zapatos del Danubio
Los zapatos del Danubio
A orillas del Gran Danubio
en la hermosa Budapest
setenta zapatos sueltos,
mezcla de hombre y de mujer,
gritan, hierro silencioso,
lo que aconteció una vez,
cuando fueron arrojados,
por ser hijos de Israel
-o sabe Dios las razones-
sin piedad, temor ,ni fe,
amarrados por parejas
y con un tiro en la sien
de uno de ellos, que arrastraba
al que proseguía en pie
Al seno del gran Danubio,
en la bella Budapest.
Negras botas, negras mentes
las que llegaron a ser
dragón funesto de Europa,
estirpe de odio y de hiel,
fruto de ambición despótica
que amenaza con volver
si el hierro del corazón
finge ser nido del bien.
Tristes zapatos de hierro,
con velitas y con flores,
con la mirada perdida
de quién piensa en los horrores
de que es capaz el humano
que se encumbra en sus razones
para consumar un crimen,
para lanzar batallones
de miedo, muerte y miseria…
Pena de todos los dones,
pena de las mentes negras
que asesinan corazones
y los reducen al luto
que abarca generaciones.
Tristes piezas del Danubio,
hierro, con algunas flores,
pero hierro, al fin y al cabo,
sueños de mujeres y hombres
que se ahogaron en el río
con metralla de razones.
Isabel A.M.MIRALLES
en la hermosa Budapest
setenta zapatos sueltos,
mezcla de hombre y de mujer,
gritan, hierro silencioso,
lo que aconteció una vez,
cuando fueron arrojados,
por ser hijos de Israel
-o sabe Dios las razones-
sin piedad, temor ,ni fe,
amarrados por parejas
y con un tiro en la sien
de uno de ellos, que arrastraba
al que proseguía en pie
Al seno del gran Danubio,
en la bella Budapest.
Negras botas, negras mentes
las que llegaron a ser
dragón funesto de Europa,
estirpe de odio y de hiel,
fruto de ambición despótica
que amenaza con volver
si el hierro del corazón
finge ser nido del bien.
Tristes zapatos de hierro,
con velitas y con flores,
con la mirada perdida
de quién piensa en los horrores
de que es capaz el humano
que se encumbra en sus razones
para consumar un crimen,
para lanzar batallones
de miedo, muerte y miseria…
Pena de todos los dones,
pena de las mentes negras
que asesinan corazones
y los reducen al luto
que abarca generaciones.
Tristes piezas del Danubio,
hierro, con algunas flores,
pero hierro, al fin y al cabo,
sueños de mujeres y hombres
que se ahogaron en el río
con metralla de razones.
Isabel A.M.MIRALLES
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