Suave
es la piel
de la tarde,
cuando florece
en rubores
en azul sed
de sudores,
y ancestral arpegio,
que eclosiona
en la faz
de un arte regio.
Es el manto
y verdor
de muda pana,
el alma del bosque
que liba
miel de grana.
Es perfume otoñal
el oro entristecido
de las hojas caídas,
que en maderas
de incienso
redimen
retoños
de verdes alegrías.
Es el cuerpo
en su exordio
la rosa que se agita
al compás
del dulce clavicordio
de una luz fugitiva.
Silvy Boiart
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