ABANDONO
Las montañas de mi sur,
sus nevadas cordilleras,
me recuerdan cuando ,"tú",
sin despedirte siquiera ,
me abandonaste a mi suerte
¡tan pequeñita yo era!
Marchaste lejos mi padre,
cruzaste la cordillera,
dejaste sola a esta niña
que aun adulta te recuerda.
¿Sabes que eras mi Dios
y con el alma te amaba?
Pero tú, al igual que otros
que a sus hijos abandonan
¡Te marchaste!
me dejaste!
y así crecí , siempre sola.
¡No sé abandonan los hijos!
¡se cuidan y se protegen!
pues de esa herida tan grande
un trozo de alma se muere.
Confundidos, tristes, sólos
se les borra la alegría,
no entienden si son culpables
y los castiga la vida.
Cruel herida el abandono,
queda clavada en el alma,
como una espina que duele
y de vez en cuando sangra.
Ángela Olivares
Argentina DRA
31/5/2019
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