Estrellita de la mar y la Estrella
En las profundidades del mar, en su fondo suave y arenoso vivía una pequeña estrella rodeada de algas y protegida por corales. Sucedió que una noche tormentosa, una fuerte marejada la arrastró desde la seguridad de su hogar hasta la playa. Estrellita temblaba de miedo pues nunca había estado tan alejada de los suyos, pero la curiosidad pudo más que el miedo y comenzó a observar todo lo nuevo que la rodeaba mientras las olas la movían de un sitio a otro.
Una ola especialmente fuerte hizo que diera vueltas y más vueltas, ella mareada cerró sus ojitos y cuando los abrió quedó maravillada de lo que veía… ¡Incontables estrellas en un manto oscuro le guiñaban sus ojos, brillando y parpadeando, iluminadas por la luz plateada de la luna! Boquiabierta por tanta belleza fue arrastrada de nuevo al fondo del mar. Le contó a todos su experiencia, al caballito de mar, al cangrejo colorado, a los peces de colores que la visitaban… todos se enteraron de lo que vio esa noche en la playa, pero nadie conoció el deseo que nació en su corazón esa noche mágica: ¡Quería ser como una de esas estrellas resplandecientes! Ya el fondo del mar no le gustaba tanto, los corales del arrecife no eran tan radiantes y magníficos, las algas danzarinas no tenían gracia alguna y la arena tan blanca no podía compararse al manto oscuro en el cual descansaban aquellas estrellas.
Estrellita comenzó a languidecer a medida que su anhelado deseo secreto crecía y crecía, ya no salía a jugar con sus amigos, ni siquiera las sirenitas lograban animarla y hacer que sonriera y fuera feliz como antes.
Una tarde flotó hasta la superficie, la mar estaba como un espejo y en ella se iban reflejando la luna y las brillantes estrellas mientras caía la noche, una de ellas miró hacia la playa y vio a la Estrellita que suspiraba anhelante, en un santiamén estuvo con ella y le preguntó la causa de su tristeza. La Estrellita de mar le contó su pesar y sus ganas de subir al cielo y brillar tanto como ella brillaba. Estrella entonces le respondió:
- Estrellita de mar, sé feliz con quien eres, allá arriba la vida es muy solitaria, cada una de nosotras somos frías rocas que reflejamos la luz del Rey Sol, desde aquí nos ves hermosas y juntas como un puñado de diamantes, pero en realidad estamos separadas por miles y miles de kilómetros que nos impiden jugar o compartir con las demás. Tú tienes a tus amigos que te quieren, te protegen y se preocupan por ti, eres única y bella, eres especial para quienes te aman, tienes tu propósito en el fondo del mar que te acuna y brinda un hogar… ¡Se feliz!
Después de decirle todo esto la Estrella subió de nuevo a su lugar en el cielo, dejando a la Estrellita pensando… Cuando la alborada se acercaba y la luna y las estrellas comenzaron a retirarse para dejar su espacio al sol, la Estrellita de mar buscó con la mirada a la estrella y le gritó:
- Gracias Estrella, además de hermosa eres sabia, sigue cumpliendo con tu propósito allá arriba y yo así lo haré feliz con el mío. Aquí tienes a una amiga, cuando quieras compartir y te sientas muy sola, ¡búscame!
En lo alto la Estrella brilló intensamente antes de desaparecer y la Estrellita regresó al arrecife, donde ahora habita contenta…
Algunas noches regresa a la playa y habla y ríe con aquella Estrella sabia y hermosa que sin conocerla, la ayudó cuando más lo necesitaba.
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