LETRAS DORADAS DE VIDA
Escribí sobre los viejos relojes que pasaron por mi vida; esos minuteros impíos, acelerados ante mi lánguida existencia cuando río, y ralentizados cuando la angustia se apodera de mi pecho.
Escribí sobre las tijeras que cortaron mis sueños cuando menos lo esperaba; esas tijeras de doble filo que aparecen sin argumento alguno.
Escribí sobre una lupa que el destino me regaló para analizar cada uno de mis pasos, cada conflicto, cada futuro, cada llanto.
Escribí sobre las llaves que me abrieron las puertas, pero también de aquellas que me encerraron para siempre. Las hubo de muchos tamaños y de varios metales, pero ninguna pudo entrar en la cerradura de mi alma, virgen del óxido ajeno.
Y escribí sobre las flores, sobre todas las flores del mundo; aquellas que me abrieron los ojos y adornaron mis emprendimientos; aquellas que vigilaban mi casa y engalanaban mi balcón; aquellas que le regalé a mi madre a cada comida, a cada sonrisa, a cada felicidad.
Seguiré escribiendo por todo eso y por mucho más. Me gustaría que mis costillas se convertieran en letras que den de comer a las almas venideras; letras doradas de toda una vida que, espero, no desaparezcan jamás.
©Manuel Vega
Valencia, España
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