Entre la vida y yo, que nos hemos reído tanto
Cada gota, ahoga al caer, el suspiro del recuerdo.
Y el alma busca, ese momento en que la risa rompió todas las tristezas, iluminando la melancolía.
Oh! Risa, que te perdí, en algún callejón del olvido.
Oh! Risa infantil que emocionaba a mi padre.
Oh! Risa de nervios y tonterías juveniles.
Oh! Risa, parte de mis adentros y de mi esencia .
Oh! Risa que vuelves leve con temor de no ser la estrella que fuiste.
Desde la gran risa hasta la sonrisa que perdura, aún, en mis labios tapados, hay una sinfonía de formas, con acordes diferentes. Y ellos me llevan danzando a través de la vida, con un paso para cada tramo.
Sé que nunca encontraré la felicidad. Ya no tengo la capacidad de inventarla y tengo un anhelo imponente de deseos, que hace que se eleve y desaparezca.
Desde que recuerdo soñé y soñé. Mientras le hablaba al espejo. Mientras inventaba la realidad que no tenía.
Me pasé desde la mitad de la infancia hasta los treinta y pico, primero esperando la realización de todas las fantasías y después aprendiendo a vivir con mis frustraciones, cada día , con una cuota de risa compartida con la vida.
Hubo momentos de risas francas. Hubo tantos momentos.
Y esta noche de lluvia otoñal, tiene de soledad y de reencuentro con la magia heroica de la que ha volado todos los cielos. Y al fin aterriza en un sillón a escribir la historia.
Sylvia Ovington
Mi estilo
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