PÁJAROS EN LA CABEZA
La cabeza ya no es mía:
la habitan miles de seres
con voces propias, placeres,
que le dicen poesía.
Vuelan libres, sin un guía
que les ordene cordura.
Río y río, en mi locura,
por peligrosos aleros;
a veces vuelo a luceros,
o me poso en las llanuras.
La algarabía es tremenda.
Todos quieren abrazarte,
darte un beso, desafiarte,
entrar en la componenda.
Puede que salga una prenda
o, simplemente, un graznido;
un lamentable sonido
que apartas de lo que escribes,
sin embargo, siempre vives
con la emoción de un latido.
Ellos vuelan sin descanso
-incluso si estoy durmiendo-,
me refuerzan, voy sintiendo
que sin su aletear me canso:
me convierto en lobo manso,
nada propio de mi audacia.
Son aves, no una falacia.
Visten colores diversos
cuando se llevan mis versos
a la copa de una acacia.
En noches de luna llena
vuelan ligeras, felices,
sanando mis cicatrices,
de combates en la arena.
Con mi aullido, se serena
la majestad de la sierra:
los vientos anuncian guerra,
desastres , calamidad...
¿Mis avecillas? Bondad,
para esparcir por la Tierra.
©Jorge Jorge González
24 de febrero del 2021
País Cuba
Foto tomada de la red:
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