Volutas de oxigeno
Mutan las silabas
que en el éter emulan afonía,
polifónica asonancia,
cuando el verbo se tiñe de melancolía.
Y se hacen melodías
si en tus labios tintinean
los flecos de tu alma
emergiendo con sed y hambre de amor
por los bulbos de tu boca cantarina.
Quien pudiera paliar los rayos verdes
de esas pupilas que me ciegan,
que electrizan, la ansiedad de mi epicentro.
Quien pudiera bañarse
en esas lagunas verdes
que irradian sentimientos
y acunarse a las algas del entendimiento.
Fundir la menta y la canela
y el almizcle de tus senos
e incinerarse en las brasas
de tus labios espumosos.
Quien pudiera morir contigo a la tarde
y ceñirse en tu regazo
en el cálido y húmedo sueño.
Quien pudiera ser el atalaje del sentimiento
y rozar todo el día el alma de tu cuerpo,
ser , el latifundio de tu verso
y habitarte en las mañanas
y en las noches en tu adentro.
Quien pudiera sentir la frecuencia
del azote de tu pecho
y navegar sin timón
por las veredas de tus sueños.
Quien pudiera jalear a tu costado
y unir contigo el amor y el sentimiento,
ser el ave de tu cielo
el odre de tu espíritu
tu morada y tú contento
Y en la pluma de tu mano, un verso.
Ser arrullo en el silencio
y en las noches clandestinas
tu almohada y tu beso.
Quien pudiera ser
el viento que te envuelve,
el aire que respiras,
el átomo que fustiga
la llamada del encuentro.
Hoy, el aire me electriza,
y canto al viento mi tormento
pero truecan las silabas con el aire
y en su afonía solo me queda, el intento.
RDE
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