Este poema, versado desde el corazón, sin rima, se lo escribí al mar de Montevideo de Uruguay, cuando me despedí.
ADIOS ETERNO MAR...
Adiós eterno mar
que me envuelves
en caricia profunda
en los brazos de tus olas.
Adiós...
no sé si volveré,
pero quiero que me recuerdes
entre la sal de tu espuma,
con mi piel sin sol,
en ese beso que soñé
entre tu boca
y la intensa bruma...
En la negrura
de tus profundidades
te busco,
esperando un día poder hallarte,
y un suspiro de sirenas
me arrea con liviandad,
con luciérnagas que
salen en mi noche
a acompañarme...
El silbido de los barcos
un momento me distrae
y creo ver
tu ojos de verde mar,
cercándome...
custodiando mi abandono
tras la creciente veo volver
el espejo del ayer
que con su calor duele,
quemándome...
En pasos de baile sublime,
retornan incipientes y solas
en un concierto de nácar
las fugitivas y tímidas caracolas.
Nace una flor en el corazón
de la profundidad
y mece su canto sanguíneo
en pétalos de amapolas...
Corcoveando entre tus aguas
como en vuelo de gaviota
tus labios buscan
los míos, volver a besar...
y en la desesperación
de mi piel desnuda
por la piel de tu boca,
en la orilla del oriente
tu voz fantasmal escucho,
que parece salir de la nada
a llamarme una vez más. ..
Diosma Patricia Davis
Copyright 2016. D A R Arg
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