ANDROMEDA UN POEMA DE Julio Medialdea EN LA VOZ DE Mónica Rodríguez Villaverde
Andrómeda
Sin pretenderlo siquiera
me encontré con tu mirada
y el embrujo de tus cuencas,
que tus ojos derramaban
encendieron en los míos
la vulnerabilidad de mi alma,
que quedo al instante hechizada
de esos ojos misteriosos,
que tan profundamente miraban,
vulcanizaron los míos
encendiendo profundo
mi corazón y mi anhelo.
Tengo las manos vacías
yerta la aspereza del sueño,
se hierra la melancolía
se difumina en la mente el destello,
de unos ojos que agonizan
cautivándome el alma
vibrando en la insolencia de mí adentro.
Tengo en las yemas de los dedos,
las caricias amontonadas
los contornos de tu forma
y en el tacto de mis palmas,
los pinceles que dibujen en la piel
el paisaje de tu cuerpo.
Tengo cosido a la garganta,
los suspiros de mis ansias,
la palabra armoniosa enamorada
renaciendo desde el fondo de mí entraña,
la poseía que entrelace nuestras almas.
Tengo adherido en mi costado
impulsivo corazón entusiasmado
mártir estigmatizado,
sacrílego motor apasionado,
camal ensangrentado
por los labios de una gentil hembra.
Tengo un ahogo que me asfixia
el brillo de unos ojos almendrados
un puerto para mil partidas,
y una barca sin timón ni remo.
Con un cuaderno de bitácora
donde reza de partida la esperanza
un puerto sin nombre definido
a Ceto merodeando en mar abierto,
a Perseo trotando alado y bello,
y yo, con el corazón hambriento,
que entreteje solitario
un festín de sentimientos.
Julio Medialdea
Reservados todos los derechos de autor
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