MI BLANCA PERLA
Te acariciaba y miraba como la perla soñada, que teme que de repente, se esfume como la nada. Te escurrías en mis dedos como seda de almohada y dabas giros; revuelta y juguetona te escapabas. Largo rato me entretuve, hasta que quise apretarla, y en mis manos, cariñosa, la blanca perla lloraba. Te dije: "no tengas miedo, que ni un rasguño te haré, tendré paciencia y un día mis ansias calmaré" Autora Pilar Valen Bañeras-Aragón-
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