Amigo, Amiga, tú eres poesía, saca tu manantial de poesías de tu alma.
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Cómo Ser Poeta.
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Es fantástico ser poeta. El mundo está lleno de poesía, y lo que no es el mundo, también. La poesía no tiene formas, la poesía no tiene límites, la poesía no tiene fronteras... ¿Acaso las tiene la verdad? ¿Y qué sería la poesía si no fuera la verdad? Un absurdo fingir, probablemente. El poeta finge para compartir la verdad que no cabe en el mundo, porque el alma del poeta es mucho más grande que todos los mundos que no son de verdad, y todos los que no son de mentira, están en el alma del poeta.
No podemos aprender a ser poetas: todos los somos. Pero sí podemos aprender a expresar en formas lo significativo, es decir, cualquier cosa que tenga valor para ti. Podemos aprender de los grandes maestros, Rubén Darío, Antonio Machado, Amado Nervo, José Martí, Almafuerte... Todos ellos, en general, comparten en formas sencillas lo profundo, lo complejo y lo infinito de la verdad. Cuando leas sus versos, no sólo disfrutes el resultado: céntrate en el proceso de elaboración en el que estuvieron inmersos para parir sus creaciones: El Ritmo, La Métrica, El Compás, La Rima, Los Recursos Empleados, Como La Metáfora y En Especial Los Golpes de Efecto... Goza de sus obras como el técnico cinematográfico disfruta de las grandes películas. No es un sujeto pasivo que recibe un mensaje, no es un mero receptor que engulle palomitas, con los ojos rojos y el culo cuadrado: está inmerso en una actividad creativa, valorando, examinando, disfrutando de todos los entresijos invisibles para el espectador ordinario. Pues esa es la actitud de aquel que quiere empaparse de buena poesía, de aquel que alberga la voluntad de compartir con sus semejantes aquello que sólo la magia y el amor puede llevar a las formas.
No te dejes engañar por el hermetismo: es un recurso consuetudinario de aquel que aún no ha descubierto el tesoro por compartir que alberga en su alma, y se desenvuelve en un mundo de separaciones, confrontado a la inconmensurabilidad del Universo, ante la cual se percibe como un diminuto ser que precisa hacer apología de sí mismo permanentemente, y permanentemente a la espera de una aprobación que nunca puede llegar desde fuera de sí. Todo lo que no está en sí, está en no, ¿y qué puede aportar, o a quién puede aprobar, lo que no es nada? La voz del poeta es sencilla y transparente, como la voluntad de vida que manifiestan cada una de sus diez mil billones de células.
Practica cuanto necesites, consciente de tu progreso, y sobre todo disfruta tu aprendizaje. No estás aprendiendo Poesía, estás aprendiendo a compartirla. Observa cómo aprende un bebé cuando viene al mundo: ¿acaso se esfuerza por aprender las formas en las cuales se comunican los que ya las aprendieron? El bebé sabe que es la vida, el bebé sabe que es la verdad, el bebé sabe que lo significativo está dentro de sí, y lo sabe porque no se lo cuestiona. De la misma manera está en ti todo el Universo, todo el Pluriverso, tal como está en la oruga el capullo, la mariposa, las alas, el vuelo, la libertad... Para ser poeta sólo hace falta tener alma, tener ánima, reconocerse en la Gracia de la Vida y gozar de ella compartiéndola.
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