Del la alegría a la tristeza, ni como abrirle
la jaula al corazón, me dije,
si lo tengo roto, las promesas
de tu boca lo han masacrado. 
Y a mis ojos el viento los ha hostigado,
hasta a la sombra de mi cuerpo
ya no existe se a marchado,
vagabunda he quedado.
Yo que era una higuera de sueños
escarlata y tú bajo mi sobra te sentaste,
fue tan honda tu mirada que terminaste
talando mis raíces.
De la alegría a la tristeza he cambiado,
más cuanto daría por volver a soñarte
dalia, de perfumados cabellos
y de noches azules incansable.
Eva Zúñiga
Lluvia de pensamientos
U. S. A
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