LA SOMBRA DEL TIEMPO
Como la sombra que discurre
el velo del día,
clono los pasos ya vividos
en el espejo del tiempo
con espejismos de recuerdos.
Camino virtual con el niño que fui,
las mismas calles, diferente asfalto,
el mismo cielo, la misma lluvia,
distinto sentimientos.
El amor de siempre
con distintos deseos,
otras fisonomías en los
mismos rostros, la siempre
genética multitud y niños,
niños ausentes, ciberneticos
con la demora del futuro.
Contemplo mi casa, mi infancia,
como el esqueleto monumento
del reuma del tiempo,
estático, suspendido
en el aire del recuerdo.
A sus adentros, un hondo
y profundo silencio mortuorio
que me habla de vida,
de sueños raptados en el
corazón del niño que perdí,
sonidos que el eco del viento
asesino en el futuro,
risas que el mañana se
llevo a otros labios,
y un aire físico, espeso
de nostalgias,
con los espíritus que la habitaron
sobre viviendo en la memoria.
Y paredes, húmedas y sentimentales
con las arañas que tejen los días
del avance del presente,
donde el polvo del tiempo
envejece el mobiliario con
la carcoma del olvido.
Observo el difuminado paisaje
tras las ventanas de un Sol,
que golpea, que lucha, que
me hiere y se hiere contra
las polillas del espectro del ayer,
donde el astro de diluye
tras los seniles cristales donde
la luz adquiere la magnificencia
del bronce bruñido, del
rojizo ocre de mis atardeceres,
la plata cansada pigmentando
el verde oxidado del pasado,
sobre las hojas muertas del
otoño perenne de la vida,
caduco en la memoria de todos
como la sombra del tiempo
que en suspiros nos vence,
discurriendo el velo de los días.
" EL TIEMPO ES LA ARAÑA QUE TEJE
LOS DÍAS DONDE SOMOS INSECTOS
EN LAS REDES DEL INFINITO, SUSPIROS
EN LOS VIENTOS DE LA EXISTENCIA "
FRANCISCO CEDRÁN.
POETA URBANO.
Como la sombra que discurre
el velo del día,
clono los pasos ya vividos
en el espejo del tiempo
con espejismos de recuerdos.
Camino virtual con el niño que fui,
las mismas calles, diferente asfalto,
el mismo cielo, la misma lluvia,
distinto sentimientos.
El amor de siempre
con distintos deseos,
otras fisonomías en los
mismos rostros, la siempre
genética multitud y niños,
niños ausentes, ciberneticos
con la demora del futuro.
Contemplo mi casa, mi infancia,
como el esqueleto monumento
del reuma del tiempo,
estático, suspendido
en el aire del recuerdo.
A sus adentros, un hondo
y profundo silencio mortuorio
que me habla de vida,
de sueños raptados en el
corazón del niño que perdí,
sonidos que el eco del viento
asesino en el futuro,
risas que el mañana se
llevo a otros labios,
y un aire físico, espeso
de nostalgias,
con los espíritus que la habitaron
sobre viviendo en la memoria.
Y paredes, húmedas y sentimentales
con las arañas que tejen los días
del avance del presente,
donde el polvo del tiempo
envejece el mobiliario con
la carcoma del olvido.
Observo el difuminado paisaje
tras las ventanas de un Sol,
que golpea, que lucha, que
me hiere y se hiere contra
las polillas del espectro del ayer,
donde el astro de diluye
tras los seniles cristales donde
la luz adquiere la magnificencia
del bronce bruñido, del
rojizo ocre de mis atardeceres,
la plata cansada pigmentando
el verde oxidado del pasado,
sobre las hojas muertas del
otoño perenne de la vida,
caduco en la memoria de todos
como la sombra del tiempo
que en suspiros nos vence,
discurriendo el velo de los días.
" EL TIEMPO ES LA ARAÑA QUE TEJE
LOS DÍAS DONDE SOMOS INSECTOS
EN LAS REDES DEL INFINITO, SUSPIROS
EN LOS VIENTOS DE LA EXISTENCIA "
FRANCISCO CEDRÁN.
POETA URBANO.
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