Es la melodía de tu voz
que transmite esa corriente,
logrando acelerar el fluido
de mi sangre,
ese ronroneo que despierta
mis instintos,
transportando mi cuerpo
hasta tu lecho y asi empezar
la danza de seducción prohibída,
que convierte en fuego
la pasión reprimida.
Mis poros derraman el sudor
excitante, que llega al punto máximo
de ebullición candente,
tu piel y la mía enredadas
en suspiros,
que hacen de las gotas
de la miel vertida,
lágrimas de placer,
en respuesta a la intensidad
del amor que une
nuestras vidas.
Sencillamente.
Dámaris Mego.
Honduras c.a.
15/6/17
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