FRAGOR DE ETERNIDAD
Amor mío,
Apaguemos el sol y las estrellas,
iluminemos con la magia y el fulgor de nuestras almas,
la dimensión eterna del amor.
En el inefable marco ancestral del infinito,
pintemos de aureolas nebulosas,
los mantos eternos de la vida,
y del fervoroso amar.
Porque el amor ya era eterno, antes de la eternidad.
Y en la esfera tornasol del escondrijo,
las almas se diluyen en el candor del amor.
Apaguemos el sol y las estrellas,
para encender la luz del universo,
como faro inmarcesible de la aurora,
como el sol crepuscular del firmamento.
Porque nuestro amor nace y renace,
en la infinita eternidad del viento,
porque la esencia misteriosa de la vida,
nos enmarca en la eternidad del tiempo.
Encendamos ya la luz, amado mío,
encendamos las lámparas dormidas,
encendamos ya la luz del infinito,
encendamos ya, la eterna lluvia,
y el vuelo de blancas mariposas,
en la fusión del amor y de lo eterno.
Autoría:
Hortencia Aguilar Herrera.
todos los derechos reservados,
México.
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