sábado, 11 de abril de 2020

“Díselo siempre”


“Díselo siempre”

Un hombre reflexionaba,
que en esta vida,
si no haces las cosas ,
“después no sirve de nada”.

Después de toda una vida,
eludiendo los momentos,
llega el momento,
“de quitarse el tormento”.

El tormento que tenía,
un hombre luchador,
que se había sacrificado siempre,
“intentar darles todo lo mejor”.

Todo lo mejor,
dentro de los límites,
que le permitía la vida,
“como pasaba en todas partes”.

En todas las partes,
se rebuscaba la vida,
sacrificando todos los momentos,
“a esa vida tan entregada”.

Una vida de trabajo,
llena de sacrificio,
sacrificando todo por todo,
“viviendo el mismo suplicio”.

Un suplicio de vida,
a una velocidad vertiginosa,
porque cuando te das cuenta,
“ya sucedieron las cosas”.

Cuando ya pasan ,
y nos pasa el tiempo,
nos damos cuenta,
“cuando tenemos un contratiempo”.

Y los contratiempos,
le marcaron a este hombre,
recordando que cuando pudo,
“tenia que trabajar siempre”.

Trabajar para poder subsistir,
y ahora en este momento,
añoraba ese tiempo,
“con tristeza y lamento”.

Una tristeza profunda,
que a todos nos inunda,
cuando no tenemos tiempo,
“y los recuerdos nos inundan”.

Unos recuerdos tristes,
que deseaba cambiar el tiempo,
pero algo que es imposible,
“y el tiempo es algo irreversible”.

Ese tiempo donde pudo,
y no lo hizo a tiempo,
ahora ya no puede,
“aunque siempre desee hacer el intento”.

El intento de hacer sentir,
el mismo amor que lleva dentro,
aunque intenta compartir,
“a él no se lo hacen sentir”.

Sentir lo que se siente,
aunque no estén presente,
pero añorando un abrazo,
“de todos seres queridos ausentes”.

Desea decir a sus hijos,
como los ama siempre,
como los piensa en todo momento,
“y son su fortaleza para sentirse fuerte”.

La fortaleza que le inculcaron,
sus padres del alma,
que están sufriendo por él,
“ahora postrado en esa cama”.

Y en esa cama extraña,
a la esposa que ama tanto,
con quién pudo compartir,
“a su lado en todo momento”.

En todo momento deseaba expresar,
lo que siente su corazón,
pero apenas sin vida,
“todo se convierte en lamentación”.

Una lamentación en soledad,
pues a su lado,
nadie puede estar,
“porque de la maldita enfermedad se puede contagiar”.

Esa maldita enfermedad,
que entre la vida y la muerte,
le tiene debatiendo,
“intentando salvarse con suerte”.

La suerte de vivir,
entre lágrimas y sentimientos,
no para de repetir,
“díganselo en todo momento”.

“La vida es un momento por eso diles siempre lo que sientes en cada momento expresemos todo el amor”.

Miguel de la Mancha
(poeta y escritor)

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