!!Volver¡¡
A veces me gusta quedarme en silencio, porque a veces solo los locos entienden, a veces es mejor quedarme en silencio y escuchar tan solo el hueco del silencio, a veces, a veces me quedo en la penumbra de un filo herido, porque solo este loco sabe lo que habla el hueco, a veces, solo a veces el hastío aclama a mi cordura.
Caminos tras caminos donde apenas veo mis polvorientos pies manchados de sueños, detrás, detrás una soledad acompañante en frente un silencio donde ya mi cordura se halla temblorosa, de que me vale el haberte regalado un soplo de luna y un cacho de nube si tus labios se me pierden, ya las palabras hermosas que habitan en el corazón de la luna se convirtieron en misterios.
Mustios caminos, lágrimas contenidas al caminar sin tu mano agarrada a la mía, orilla triste donde ya ni las olivinas brillan, huellas que se alejan, que se pierden en la sequedad de una brisa, hoy mi no cordura me habla en la lejanía de mi mente, mujer de ojos de alma y olivinas, solo el hueco hallado sabe del amor que te tengo, pura dulzura en tu mirada, y el tú boca, en tu boca mi mundo.
Volver, volver al paso lento, al despiste en el vuelo de una mariposa, volver a la orilla, solo, solo pero donde mis pasos flotan, donde la brisa calienta mi rostro maduro, donde la sal del mar seca la sal de mis ojos, donde mi cuerpo siempre flota, donde las olas me acompañan y juegas, solo, solo pero lleno del sosiego de una calma, y en mi rostro, en mi rostro un misterio...
Ricardo Martín Lemes
Derechos de Autor ©
Lanzarote Islas Canarias España
A veces me gusta quedarme en silencio, porque a veces solo los locos entienden, a veces es mejor quedarme en silencio y escuchar tan solo el hueco del silencio, a veces, a veces me quedo en la penumbra de un filo herido, porque solo este loco sabe lo que habla el hueco, a veces, solo a veces el hastío aclama a mi cordura.
Caminos tras caminos donde apenas veo mis polvorientos pies manchados de sueños, detrás, detrás una soledad acompañante en frente un silencio donde ya mi cordura se halla temblorosa, de que me vale el haberte regalado un soplo de luna y un cacho de nube si tus labios se me pierden, ya las palabras hermosas que habitan en el corazón de la luna se convirtieron en misterios.
Mustios caminos, lágrimas contenidas al caminar sin tu mano agarrada a la mía, orilla triste donde ya ni las olivinas brillan, huellas que se alejan, que se pierden en la sequedad de una brisa, hoy mi no cordura me habla en la lejanía de mi mente, mujer de ojos de alma y olivinas, solo el hueco hallado sabe del amor que te tengo, pura dulzura en tu mirada, y el tú boca, en tu boca mi mundo.
Volver, volver al paso lento, al despiste en el vuelo de una mariposa, volver a la orilla, solo, solo pero donde mis pasos flotan, donde la brisa calienta mi rostro maduro, donde la sal del mar seca la sal de mis ojos, donde mi cuerpo siempre flota, donde las olas me acompañan y juegas, solo, solo pero lleno del sosiego de una calma, y en mi rostro, en mi rostro un misterio...
Ricardo Martín Lemes
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