Marcianos
El Alto Comisionado de su Majestad Attalak IV estaba a punto de subir a la astronave que lo llevaría de regreso a Aurora, capital del Imperio siriano, tras haber estudiado detenidamente la cultura terrestre. Su cara inescrutable, no manifestaba ningún sentimiento al partir. Un periodista que había podido acercársele micrófono en mano, le preguntó:
- Excelencia, Uds que ha visitado tantos planetas. ¿Podría decirme en cuantos de nuestro Sistema Planetario hay vida inteligente? Es algo que nos ha venido intrigando desde que llegamos a la Luna, y que todavía no hemos podido averiguar.
- Desgraciadamente, como en tantos sistemas planetarios, solamente uno – contestó con un rictus de amargura.
- Cuanto siento que no haya marcianitos verdes. Olvidamos explorar el nuestro con la llegada de los sirianos - musitó para sí el periodista, con tristeza.
El funcionario, que ya se iba, escuchó sus palabras, se detuvo y con una sonrisa, no exenta de malicia, añadió:
- Perdone pero ¿A quién cree que me refiero?
Y, sin añadir ni media palabra más, se fue.
Claudio Aldaz
- Excelencia, Uds que ha visitado tantos planetas. ¿Podría decirme en cuantos de nuestro Sistema Planetario hay vida inteligente? Es algo que nos ha venido intrigando desde que llegamos a la Luna, y que todavía no hemos podido averiguar.
- Desgraciadamente, como en tantos sistemas planetarios, solamente uno – contestó con un rictus de amargura.
- Cuanto siento que no haya marcianitos verdes. Olvidamos explorar el nuestro con la llegada de los sirianos - musitó para sí el periodista, con tristeza.
El funcionario, que ya se iba, escuchó sus palabras, se detuvo y con una sonrisa, no exenta de malicia, añadió:
- Perdone pero ¿A quién cree que me refiero?
Y, sin añadir ni media palabra más, se fue.
Claudio Aldaz
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