Me acostumbré a tu sonrisa que provocaba latidos,
a tus caricias y al juego de tus manos,
a tu calor y a tus besos rozando mis labios
y a tu voz alegrando mi vida y sacando suspiros.
Me acostumbré al sonido de tu respiración sobre mi pecho,
al recorrer de tus dedos y a la respuesta de mi piel,
a tu presencia en mis sueños y en mi realidad
Y al abrazo que me dabas en cada final.
Me acostumbré a tus detalles que me hacían suspirar
a esa flor sobre mi almohada perfumada de tu piel
a esas líneas entrecortadas en una servilleta de papel
y a nuestra balada favorita que bailamos en el mar.
Ahora que ya no estás en un adiós sin retorno
me quedan los recuerdos de lo vivido
una servilleta, una flor, tu perfume en mi almohada,
y el recuerdo de cada beso y cada caricia tatuada.
No sé si podré acostumbrarme a tu ausencia
que no es más que un silencio que me aterra,
volaste como un ave, buscando el cielo
y desde allá sentiré tu mirada en cada estrella.
Me acostumbré a tu no presencia en mi rutina,
a cerrar los ojos y conmigo imaginarte
a sentir cada uno de mis latidos en la brisa
y a buscarte cada noche entre los sueños y la luna.
A tí que me dejaste acostumbrada,
nunca podré olvidarte ni desplazarte,
y en el mundo de las estrellas y la noche,
con amor eterno, contemplaré tu mirada!
Tamaris 💖
Dámaris Marroquín
Derechos Reservados®
El Salvador
11/08/2019
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