ELOGIO DE LA CARAIRA
Cálida, en su balanceo
una caraira planea;
tal parece se recrea
ante el verde -es lo que creo-.
Bien cerca sus ojos veo
y están fichando comida.
Baja. Una tenca podrida.
Destroza la carne. ¿El pico?
Lo limpia y sigue. Un perico
ya pregona la embestida.
De la caraira se ha escrito
tan poco, que es casi nada.
De negro y blanco emplumada,
es tanto ave como mito.
Dice el guajiro que un rito
tiene, cuando al aura obliga
a vaciarse la barriga
para robarle el bocado,
sin miramientos. Ganado
el alimento en la intriga.
De águila su blanco cuello.
Lleva corona emplumada;
debajo el ala blanqueada,
negro el resto, que es su sello.
El conjunto es todo bello
y, al disfrutar cuando vuela,
es una rareza en veda
permanente y malcriada.
La cacaira es bien cuidada
cuando en mis ojos se queda.
©Jorge Jorge González
10 de septiembre del 2015
(Del poemario: Sesenta elogios al paso)
Foto tomada de la red:
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