Semana Santa
Sí en los tiempos de Cristo viviéramos
y si seguidores de el fuéramos,
sentiríamos su dolor. La impotencia
ante aquel poderoso que se lavase sus
manos y a su pueblo desfasado lo
entregará para su crucifixión.
Sí el lamento de su madre la virgen
Maria pudiéramos escuchar...la agonía
latente de cada momento, llena de
lágrimas al cielo implorar, tus huesos
sentirían un desequilibrio inimaginable
ante tanta crueldad.
Por que ahora en la actualidad la
gente sale de vacaciones a celebrar?
Como que la distracción les hace
falta para su realidad esquivar.
Algunos solo para demostrar el peso
de su fortuna, salen para gastar.
Son momentos de Dios, fechas para
recordar. En la última cena Jesus ‘gracias’
elevó, el pan compartió, “este es mi cuerpo”
entregado por ustedes, este el vino,
cáliz de mi sangre que se derramara por
quién comparto mi mesa así concluyó.
Somos los Judas de esta generación
en lugar de su lamentación y sufrimiento
salimos corriendo dejando temporalmente
nuestra realidad. La fe profesamos a
nuestro antojo y necesidad. Insensibles
ante el alboroto de la sociedad.
Semana Santa, la oportunidad, ese
estímulo puro que te acerca a la
divinidad de tu padre celestial. Eso tan
especial, es Espíritu Santo merodeando,
depurando tu ser, dándote un glimpse
que exhumado del pecado fuiste por él.
Jacqueline Viera Rodriguez
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