LAGRIMAS DE LLUVIA
La lluvia aparece hoy suave y tenue; Se desprende sigilosa de sus nubes de algodón, aletargada y silenciosa como un rumor se debate en un ¡debo, pero no quiero!, como el débil lagrimar resignado de quien sueña y no desea despertar.
Lejos muy lejos vuelan mis pensamientos, cada gota que cae temblorosa es uno de ellos y van inundando mis ojos poco a poco pues en mi alma también quiere llover ¡
y no quiero, pero si debo ¡. Debo dejar que si descarguen mis lágrimas de lluvia, que vayan arrastrando el eco de lamentos inútiles, que me limpien el alma, que hagan florecer como la lluvia en el campo las rojas amapolas del amor, las humildes violetas del perdón, las blancas azucenas de mi vieja ternura, los rubios girasoles que guíen de nuevo mi camino hacia el sol, que reverdezca el árbol de mi vida, que, aunque un poco marchito sigue vivo.
Lejos muy lejos vuelan mis pensamientos, cada gota que cae temblorosa es uno de ellos y van inundando mis ojos poco a poco pues en mi alma también quiere llover ¡
y no quiero, pero si debo ¡. Debo dejar que si descarguen mis lágrimas de lluvia, que vayan arrastrando el eco de lamentos inútiles, que me limpien el alma, que hagan florecer como la lluvia en el campo las rojas amapolas del amor, las humildes violetas del perdón, las blancas azucenas de mi vieja ternura, los rubios girasoles que guíen de nuevo mi camino hacia el sol, que reverdezca el árbol de mi vida, que, aunque un poco marchito sigue vivo.
Cae lluvia cae, límpiame con tu fría melancolía, llora alma llora que estoy segura que al amanecer el sol secara el rocío que han dejado e irán despertando las flores marchitas de mi vida con un nuevo e intenso color.
Adelina Carrillo
2/3/18
© Derechos reservados
Adelina Carrillo
2/3/18
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