LA MANCHA
Te estoy escribiendo esto
para decirte la realidad,
para decirte lo que siento,
para decirte la verdad.
Ayer trabaje hasta tarde
y llegue a casa al amanecer,
no me puse mi pijama
y todo comenzó al amanecer.
A los primeros rayos de luz
que entraron por la ventana,
te acostaste sobre mi pecho
y me quisiste besar,
rápidamente te bajaste de la cama
y comenzaste a gritar.
Gritabas demasiado,
gritabas que como era posible,
que siendo un hombre casado,
me portara contigo tan desgraciado.
Te pregunte que te pasaba
y te pusiste a llorar,
dijiste que tenía lápiz labial
en el cuello de la camisa.
Una mancha
sobre el cuello de mi camisa,
yo no me aguante la risa
y te enfureciste más.
Antes de que dijeras algo
te lleve frente al espejo
y cuando viste tu reflejo,
viste que la mancha en mi camisa
era de tu lápiz labial,
se te olvido tus labios despintar.
Cuando miraste tu reflejo
volteaste a mirarme,
dijiste si podría perdonarte
lo tonta que fuiste,
Pero no había nada que perdonar.
Te tome entre mis brazos
y te dije que tenías razón,
pero que eres la única tonta
que vive en mi corazón.
Y comenzamos a reír,
de mis brazos no te deje ir
y comenzaste a manchar,
mi camisa con tu lápiz labial.
Martín Vázquez Anaya.
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