Ocaso
Miro absorta las canas entre cabellos y
al caminar escucho un crujir de huesos,
como mi voz ha bajado tres tonos y
el colesterol se disparó de un raro modo.
No registré cuándo pasó tanto tiempo,
si ayer no es más que este preciso momento.
La realidad que muestra el cruel espejo
es un reflejo gris de un futuro nuevo.
Si al final la vejez no es más que una farsante,
que viene a importunar en el mejor momento,
vistiendo al joven ser con impostor cuerpo
llevándose sólo de la piel su lozanía.
En este tiempo de regreso yo aún avanzo,
montada en el corcel alado que trae esperanza,
prefiero buscar mañanas y alcanzar sueños
que tejer un final sin ambición ni anhelos.
A.B.A. 2017 ©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires, Argentina
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