viernes, 20 de mayo de 2022

Y EL FUEGO NO ERA MÍO BENJAMÍN VIDAL CAICEDO


 Y EL FUEGO

NO ERA MÍO.
( Deuteronomio 5 y 6).
Y los abrazaba
y las abrazaba
y mi abrazo no era mío
venía del fuego sagrado
de Horeb
todos estábamos perdidos
en la oscuridad.
Abrazos en las tinieblas.
No había estrellas
no había cielo.
Solo el alma oscura.
Solo llanto, y llanto ténue.
Esquizofrénicos,
consumidores de drogas
malditas,
mujeres olvidadizas
de sus amores ya perdidos en el tiempo,
niñas vírgenes de corazón violentadas
en su inocencia,
niños de pelota alegre
asediados y abandonados
entre hambrientos lobos
callejeros
sin callejón y sin salida.
Suicidas fracasados pletóricos de amor y olvido.
Y los abrazaba
y las abrazaba.
Hicimos una ronda abrazados, cánticos alegres.
Prometimos llorar y cantar a la vez
sin tristeza.
Prometimos pintar de colores vivos el alma
y prometimos obediencia
al fuego de Horeb.
Y el fuego no era mío.
Venía de Horeb.
Tuvimos miedo.
Antes somnolientes dopados en la jaula.
Siquiatras.
Guardias locos y médicos sin ciencia.
El sol más oscuro que la luna de las noches sin luceros.
Y en las tardes y en el crepúsculo de la conciencia
más droga para curar el cuerpo y matar el alma.
Elevé mi plegaria.
Yashúa..!
Bebí agua de Torah.
Obediencia ordenó el fuego de Horeb.
Unos brazos abiertos
apretaron mi corazón.
Era el fuego de Horeb.
BENJAMÍN VIDAL CAICEDO, mayo 20 de 2022.
( Nunca abandones a sus seres queridos a su suerte, ámalos siempre).


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