En el plancton de altamar
nada una saeta,
justo detrás
de un frondoso trigal.
Dichosa saeta
que puede flotar
con libre albedrío
detrás del trigal.
Su destino era otro
un sitio infranqueable
de amor imposible.
Él y ella separados
por un eco desvanecido
de palabras sin sonido
con sentimiento de misterio
en el que estaban inmersos.
Aun así, nunca sintieron
que habían perdido las noches,
algunas con lágrimas
separados por lo imposible.
El trigal era el refugio
con senderos interiores
con espigas como flores
de aromas incomparables.

Malania Nashki 

Imagen: Mila G.