LLUVIA

Lluvia

Lluvia…
Llegaste al atardecer y junto a mí sonreías,
para borrar la inquietud de mi agitada vida, 
escuchaba tus latidos, cuando al caer morías,
mojando la hojarasca, sobre la tierra herida.

Lluvia…
Torva misteriosa que extinguiste la hoguera,
donde habitó mi pasión y engendre mi locura,
ánfora en que escondí mi alucinante quimera,
en noches solitarias de obsesión y amargura.

Lluvia…
Tus ecos son rimas que acompasan mis quejas,
en el erial panorama de mi pobre existencia,
tus gritos son refugio de evocaciones viejas,
pintadas en el alma, con matices de ausencia.

Lluvia…
Anduve por las vías, diseñadas por el viento,
recolectando espinas que rasgan con fiereza,
aferrado a recuerdos, que causan sufrimiento
y embozan mi alegría, con tintes de tristeza.

Lluvia…
Quiero estar a tu lado, al eclipsarse el día,
Tenerte entre mis manos y juguetear contigo,
para arrancar de mi vida, la cruel melancolía,
que ha marcado mi ser, con su mordaz castigo.

Lluvia…
Mi fiel compañera, que reverdeces los pastos,
detén el tiempo, que hoy se roba mis años,
aparta mi cansancio, con sus sueños incastos,
que molestan mi mente, con mensajes extraños.

Lluvia
Escribirás el epitafio de mis aciagas penas,
que a solas transporté, con gran resignación,
quiero partir contigo, rompiendo las cadenas,
que hicieron prisionero, a mi amante corazón.

Lluvia…
Al amor de mi existir, le pido su perdón,
no fui un hombre malo, pero me equivoqué,
una tarde sin querer, escogí el paredón,
donde cubrí un pecado y mis sueños maté.

Lluvia…
Un grito estallará y se bajará el telón,
mis hijos cantarán, un pasillo a su padre,
mis nietos se irán, quizá por un portón,
no habrá amarguras, ni perro que me ladre.

Lluvia…
Declamarás mi elegía, el día que me muera,
describiendo lo utópico, de un bardo soñador,
trasladarás mis cenizas allende la frontera,
mezclando entre tus aguas, mi sufrir y dolor.

Gerardo Vásquez Almazán
Ambato, Ecuador,
diciembre 28 de1993
(D.R.A.)

Imagen tomada de la Web